PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Llegó a la Adecco Oro el pasado mes de septiembre y lo hizo rodeado por esa expectación que suele acompañar a las estrellas del baloncesto. El fichaje de Jordi Trías por el River Andorra suponía la guinda más dulce para el magnífico pastel que Francesc Solana había cocinado a fuego lento durante un verano en el que soñaba con aderezar a su equipo con este codiciado ingrediente.

Las dudas sobre su adaptación a una exigente competición en la que militara 12 años atrás se disiparon de un plumazo ya en una pretemporada en la que demostró su entrega y compromiso hacia un proyecto que sentía como propio y del que no pudieron apartarle ni siquiera con los entonados cantos de sirena llegados desde la Liga Endesa. Trías tenía claro que su futuro estaba en un River Andorra con el que tenía una meta pendiente, el regreso a la máxima competición nacional.  

De este modo fueron pasando las jornadas y sucediéndose las victorias. Cada nuevo galardón como MVP suponía una nueva llamada para conocer cómo evolucionaba un jugador que se confesaba, semana tras semana, en FEB.es. Pero hoy nuestro encuentro es muy diferente, las cábalas y posibilidades con las que hemos especulado durante toda la temporada son ya una realidad para un jugador que nos recibe con la sensación del deber cumplido y que nos saluda con esa frase que ha perseguido durante 7 meses de competición: “Al fin lo tenemos”.

El ascenso más atípico… ¡también sirve!

Siete meses de intenso trabajo y sacrificio encontraban su premio el pasado sábado con el ascenso del River Andorra a la Liga Endesa. Un ascenso un tanto atípico que, por primera vez en la historia de la competición, no llegaría sobre la cancha. La derrota del Quesos Cerrato en Lugo encerraba la llave a una Liga Endesa que la familia del River recibiría reunida en el Buda Espai de Andorra.

Junto a su pantalla gigante, directivos, técnicos y jugadores festejaban un ascenso que no pierde ni un ápice de importancia pese a no haber llegado directamente sobre la cancha: “Ha sido un poco raro porque siempre tienes la imagen de que un ascenso se gana sobre la pista y así nos hubiera gustado que se hubiese producido. Las circunstancias han querido que a nosotros nos haya tocado celebrarlo fuera de ella aunque este ascenso es tan válido como el que más ya que supone el reconocimiento al gran trabajo realizado por la plantilla durante toda la temporada”.

Un trabajo que daría comienzo a principios del mes de septiembre con los primeros entrenamientos de una plantilla que jamás escondió su objetivo. Auto exigirse el ascenso de categoría no supuso ninguna presión añadida para un equipo con ADN ganador: “Desde el primer día asumimos que esta temporada tenía un objetivo común y que ese no era otro que el ascenso a la Liga Endesa, no lo escondimos porque con la plantilla que se había formado hubiese sido un mero intento de distraer la atención. La plantilla entendió lo que el club quería de nosotros y todos comprendimos el mensaje de que debíamos sacrificar nuestros minutos y estadísticas por el bien del equipo”.

Precisamente la química surgida entre los miembros de la plantilla resultó clave para poder asumir un reto de tal envergadura. Trías reconoce cómo el vestuario se unió a la búsqueda de un objetivo que es ya toda una realidad: “Puede sonar a tópico pero este vestuario ha sido la clave para que hoy podamos ser un equipo de Liga Endesa. Cuando apenas llevábamos dos días en Andorra teníamos ya la sensación de que hubieran pasado meses por el buen entendimiento y la química que teníamos entre nosotros. Ese trato nos permitía hablar con confianza en el vestuario para poder analizar los errores aprendiendo de ellos lo que nos ha permitido seguir creciendo con el paso de las semanas”.

Un ascenso que jamás corrió peligro tras 24 semanas al frente de una Adecco Oro en la que han ido dando pequeños pasos. Pero el trayecto no ha sido un camino de rosas tal y como nos desvela el propio ala-pívot gerundense: “El mejor momento de la temporada llegó inmediatamente después del peor ya que, tras las duras derrotas recibidas en A Coruña y Oviedo experimentamos un punto de inflexión. Íbamos líderes y la situación tampoco era dramática pero decidimos sentarnos todos juntos a hablar analizando los errores que nos habían llevado a perder esos dos partidos. A partir de ahí llegaron las 11 victorias consecutivas destacando la lograda en casa ante Ford Burgos y un triunfo a domicilio ante Quesos Cerrato en el que no sólo nos dimos cuenta de que el equipo estaba rodado sino que comenzamos a percibir que el ascenso podía ser una realidad tras dar un importante golpe sobre la mesa”.

La temporada más feliz, también en lo personal:

Un desenlace feliz para una temporada que, sin embargo, suponía todo un reto para nuestro protagonista en el plano personal. Trías llegaba a Andorra con el deseo de reencontrase como jugador sabiendo que el foco mediático recaía, desde ese momento sobre sus actuaciones.

Sin embargo, el interior catalán respondió tanto a las expectativas como a su propia auto exigencia en una temporada en la que ha campado a sus anchas por las 14 pistas convirtiéndose en el terror de la zona: “Llegaba a la Adecco Oro con mucha hambre, no es que en Badalona hubiese perdido el espíritu competitivo sino que las cosas no habían salido como a mí me hubieran gustado. A partir de ahí daba un paso atrás sintiéndome muy bien físicamente y siendo consciente de que el baloncesto sigue siendo baloncesto independientemente del país o la categoría en la que juegues. Desde el primer día el cuerpo técnico y los compañeros me ayudaron a sentirme uno más del equipo entregándome su confianza y la libertad para que fuera yo mismo. Es cierto que la Adecco Oro es una competición que está un pequeño paso por detrás de la ACB pero que me ha sorprendido gratamente porque tiene a jugadores de muchísima proyección y con un gran futuro que en muy poco tiempo serán los referentes de la ACB”.

Y todo esto en un gran año en el que un total de 6 MVPs -Copa Príncipe incluida- y 14 presencias en el quinteto ideal de la jornada han supuesto el mejor reconocimiento a su labor como líder del equipo: “Como suele decirse en estos casos, el equipo siempre está por encima de todo eso pero cuando las cosas salen bien y, además eres importante en el juego, tu satisfacción es el doble de grande. Como te he dicho muchas veces durante toda la temporada, y sin que suene a falta de modestia, yo estaba convencido de que podía rendir a este nivel en la Adecco Oro y el paso del tiempo me ha dado la razón”.

Su rendimiento no ha pasado inadvertido para la prensa nacional de la que hoy es protagonista ni mucho menos para una Liga Endesa que no lo ha perdido de vista ni un solo minuto. Las ofertas por sus servicios llegaron a las oficinas del Poliesportiu pero Jordi tenía claro que su compromiso con el club estaba por encima de todo: “Es cierto que durante la temporada han llegado ofertas de equipos de Liga Endesa y no puedo hacer otra cosa que darles las gracias por el interés pero, cuando me comprometí el pasado verano con el River Andorra, lo hice pensando en un proyecto a largo plazo y por eso decidí seguir aquí manteniendo mi compromiso con el club y mi apuesta por el ascenso de categoría”.

El futuro, tan sólo pasa por Andorra:

Con el gran premio en el bolsillo tras la conquista del doblete (Liga+Copa) resulta inevitable hablar de futuro y, en ese sentido, Trías tiene claro de qué color será la camiseta que vestirá el próximo curso: “Siempre he sido un jugador al que le ha gustado ir al día. El primer paso ha sido el ascenso deportivo y, a partir de ahora comienza la lucha de los despachos para poder salvar un tema complicado como es un canon de acceso a la liga que está totalmente fuera de mercado. Tenemos la ambición por estar en la Liga Endesa y, a partir de ahí, no me planteo un cambio de equipo. Nunca puede asegurarse nada al 100% pero mi ilusión es la de quedarme en Andorra donde tengo contrato garantizado para la próxima temporada en una liga a la que ansiaba regresar con un equipo en el que me siento como dentro de una gran familia”.

Será por tanto en ese segundo año cuando el genio de la lámpara del River Andorra pueda ayudar a su equipo a mantener ese espíritu de crecimiento que tiene ya nuevos deseos de futuro: “El primer deseo no puede ser otro que la confirmación en los despachos del ascenso logrado en la pista y, a partir de ahí, nada me gustaría más que el poder mantener el mayor número posible de jugadores de cara a la próxima temporada. Hemos demostrado ser un grupo ambicioso que puede seguir los pasos de los grandes proyectos que se asentaron en ACB tras triunfar en la Adecco Oro y eso me hace ser optimista de cara a un futuro en el que tenemos muchos retos por delante”.