Begoña García y Elena Espiau ejercen como novatas de un cuerpo técnico al que han aportado la mejor experiencia posible, aquella que tan solo da el haber disfrutado previamente desde el otro lado colgándose un buen puñado de medallas vestidas de corto. Desde sus puestos de entrenadora ayudante y delegada han contribuido al crecimiento de una selección a la que han alimentado con los mejores consejos.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Será a partir de las 20:30 h. del domingo cuando la Selección Española salte a la pista del Sports Hall Borovo de Vukovar a la búsqueda del título de Campeonas de Europa que contribuiría a completar un verano mágico para el baloncesto femenino español.
A buen seguro, los nervios, las inquietudes y las dudas aflorarán desde primera hora en una plantilla que cuenta con un arma secreta, los consejos de Begoña García y Elena Espiau dos de las nuevas integrantes de un cuerpo técnico en el que han irrumpido con fuerza a golpe de experiencia para convertirse en los baluartes de 12 jugadoras que buscan y valoran cada uno de sus consejos, aquellos que también las acompañarán en los últimos pasos hacia el oro europeo.
Begoña García, contribuyendo a un baloncesto plagado de historia:
Nombrar a Begoña García en el seno del baloncesto femenino nacional supone hablar de una de esas jugadoras que contribuiría a engrandecer los 50 años de historia de la Selección con sendos bronces en los europeos de Francia 2001 y Grecia 2003.
Con un total de 76 internacionalidades a sus espaldas con la máxima exigencia a nivel mundial, Begoña posee la mejor receta para contribuir al éxito de una selección a la que ha acompañado hasta una final en la que quiere inscribir su nombre en la historia ahora, desde el otro lado: “El haber vivido situaciones similares a las que ellas están experimentando ahora me ha ayudado a anticiparme durante el torneo a lo que pueden estar pensando emocionalmente. Ellas no sólo me ven como una entrenadora ya que me gusta ayudarlas desde el punto de vista de la jugadora aportándolas una visión que no sólo puramente técnica o táctica sino una mezcla de conceptos y experiencia”.
Y es precisamente su experiencia una de sus mejores virtudes a la hora de trabajar con el grupo tanto dentro como fuera de la cancha: “La experiencia te ayuda a mantener la calma con más facilidad, a creer que se puede ganar a pesar de los contratiempos, a estar tranquilas en situaciones complicadas. Mi mensaje ya lo saben, tienen que disfrutar cada partido, jugar felices, ser positivos, son muy buenas y lo demuestran cada día en cada partido y en cada entreno, es un equipo con alma y corazón”.
A la hora de afrontar el último encuentro, Begoña tiene claro el mensaje que debe transmitir a sus jugadoras para subir junto a ellas a lo más alto del pódium: “Es evidente que estamos ante una gran generación y creo que tendrán el futuro al que ellas quieren llegar. Están a un gran nivel y no tengo ninguna duda de que pueden optar a la medalla de oro pero aun consiguiéndola tienen que seguir trabajando; lo más difícil y lo q no se aprende es el corazón y eso tienen de sobra.....¡¡¡vamos reinas!!!”.
Elena Espiau, la experiencia vestida de largo:
El verano de 2013 quedará grabado a fuego en la memoria de una Elena Espiau que debuta como componente del cuerpo técnico. ¿Lo más sorprendente? Sin lugar a duda su edad, porque con apenas 23 años se ha convertido en una de las personas de confianza de una plantilla que encuentra en ella algo más que a una delegada.
Pese a su juventud, Elena no es ninguna novata, no hay más que atender al peso del apellido Espiau apenas unos años atrás en las categorías de formación. Perteneciente a la generación del 90, ejerció como habitual en las concentraciones de unas selecciones de formación en las que estuvo presente desde los 12 años compitiendo en europeos y mundiales. Ahora, es momento de repetir experiencia debutando desde el otro lado: “Sin duda esta experiencia es muy diferente porque estoy desempeñando una función hasta ahora desconocida para mí pero que me ha servido para reencontrarme con las sensaciones de un campeonato. Me ha encantado volver a vivir las rutinas de entrenamiento, los partidos, las comidas de equipo, el tiempo de descanso... ¡Lo pienso y me dan ganas de salir a jugar de nuevo!”.
Y no es para menos si atendeos a la carrera de una jugadora que obtuvo dos oros en categoría U16 y dos platas en U19 y U20 hace tan sólo tres veranos; unas medallas que hacen de ella la mejor fuerte de experiencia para la plantilla. Su cercanía en el tiempo con las jugadoras a las que ahora acompaña desde el cuerpo técnico la han convertido en la principal generadora se consejos: “En ocasiones no estoy muy segura de si son ellas las que me preguntan, o yo la que quiere explicarles... (Risas). En general el equipo se apoya mucho en el cuerpo técnico por lo que mis consejos se centran en mi experiencia como jugadora aplicada a lo que ellas están viviendo. Durante este mes de concentración he tratado de transmitirlas que un europeo y todo lo que lo rodea es una experiencia inolvidable que sólo unos pocos escogidos pueden disfrutar, por eso las recuerdo que deben aprovechar las oportunidades cuando llegan y vivir el momento ya que nunca sabes si las podrás volver a vivir”.
De cara a la gran final, las jugadoras volverán a buscar el apoyo de una Elena Espiau que tiene muy claro qué deben hacer sus pupilas para conquistar un nuevo éxito: “Esta generación es una de las más exitosas de nuestro baloncesto y poco se las puede decir que no sepan ya. El mejor consejo será que sean ellas mismas y que afronten el encuentro con el respeto y la naturalidad que las han llevado hasta aquí. Si se mantienen fieles a su estilo, subiremos junto a ellas a por un oro que se merecen más que nadie”.