Con su apellido provocando el respeto de los rivales desde el dorso de su camiseta y sus manos derrochando talento, Juancho Hernangómez ejerce estos días como uno de los jugadores más destacados de un Europeo de Italia en el que ha tomado el testigo de su hermano Willy un año después de su explosión internacional.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Seguramente no serán pocas las veces que habrán escuchado sonar estos días el apellido Hernángomez en los diferentes medios de comunicación. Su elección en el Draft de la NBA por los New York Knicks y su convocatoria para la fase de preparación del Eurobasket con la Selección Española han puesto a Willy en la primera plana de la información baloncestística pero si creían que ese iba a ser el techo de esta familia, Juancho avisa porque... ¡Su verano no ha hecho más que empezar!
Y es que el mediano de esta extensa familia de baloncestistas ha tomado el testigo de su hermano mayor al frente de una Selección U20M en la que ambos compartieron vestuario el pasado 2014 para hacerse con la medalla de Plata en el Europeo. Un reto en el que su hermano mayor formó parte del quinteto ideal del campeonato y en el que ahora él ha revalidado los votos familiares a través de un talento propio con el que peleará para poder subir a lo más alto del pódium el próximo domingo.
Un objetivo en mente: “Tenemos el oro en nuestra cabeza”
Dicen aquellos que mejor lo conocen que el mediado de los hermanos Hernangómez es uno de esos jugadores que todo técnico quisiera tener en su vestuario. Y es que más allá del talento que atesora, su carácter abierto y su buen humor hacen de él el jugador idóneo a la hora de hacer grupo.
Una condición realmente valiosa de cara a una concentración estival en la que el protagonista de esta historia juega un papel fundamental: “Sin duda el buen ambiente es una de las claves para poder hacer grupo lo antes posible y poder ganar de este modo tiempo a la hora de mejorar como equipo pero a nosotros de eso nos sobra... Somos un grupo con muy buena química en general ya que seis jugadores repetimos de la Selección U20 que ganó la plata el verano pasado. La dinámica de juego es muy parecida y pese a que contamos con un entrenador nuevo nos conoce prácticamente a todos de experiencias anteriores por lo que todo esto nos ha ayudado a ir creciendo como equipo”.
De este modo, el equipo ha ido dando pasos al frente desde el inicio de la concentración en Platja d´Aro a la conclusión de una primera ronda finiquitada con buenas sensaciones: “Desde la primera concentración hemos ido dando los pasos lógicos: conociéndonos como grupo, asimilando los sistemas, adaptándonos a la filosofía de juego… Este tipo de concentraciones son muy cortas y eso hace que tengas que tener una buena predisposición al trabajo y esa ha sido precisamente la clave para que hayamos podido llegar hasta aquí. Hemos completado una buena preparación y hemos crecido día a día a lo largo de una primera fase en la que hemos experimentado una evolución del primer partido hasta el último por lo que estamos satisfechos del trabajo realizado siendo conscientes de que aún no hemos conseguido nada”.
Y es precisamente esa mentalidad de afrontar el campeonato día a día la que está guiando al conjunto de Paco Redondo hacia la fase final de un campeonato que podría ser una realidad en los próximos días: “Esta generación está compuesta de jugadores de mentalidad ganadora, tenemos el oro en nuestra cabeza y por eso luchamos cada día pero sabemos que no llegaremos a ningún lugar si no pensamos en el partido a partido. El año pasado nos quedamos con las ganas porque perder una final duele mucho y esa sensación está presente en nuestro día a día motivándonos para seguir creciendo hacia la lucha por las medallas”.
Unas medallas con las que podrían poner el broche de oro a su trabajo con unas categorías de formación de la FEB de las que se despedirán este verano con el bocinazo final del Europeo de Italia: “Desde el día en el que terminamos el Europeo del pasado verano estábamos deseando que llegara este campeonato ya que sabemos que es nuestro último Europeo de formación y queremos poner el broche a esta etapa de la mejor manera posible. Una medalla sería la mejor despedida pero un oro nos ayudaría ya no sólo a llevarnos un gran recuerdo sino también a brindar nuestro homenaje a aquellos jugadores de la generación del 94 que nos acompañaron en este camino durante los últimos veranos”.
Fue esa generación del 94 la que le llevó a coincidir con un Willy Hernangómez al que añora este verano y para el que no quiso dejar de tener un recuerdo que tratará de convertir estos días en medalla: “Por supuesto que lo echo mucho de menos aquí como hermano pero sobro todo como pívot. No todas las selecciones tienen la posibilidad de contar con un jugador de una calidad como la suya y es por ello que lo echamos aún más de menos en ese sentido. Sabemos que él, al igual que el resto de jugadores están con nosotros y por supuesto están presentes en nuestro día a día”.
VÍDEO: Mensaje de plata para soñar en oro