Su nombre es Josean Betolaza y en su currículum figuran hasta siete medallas en otros tantos campeonatos consecutivos con la Selección U20M, unos metales basados en la rapidez de unas manos que han obrado un nuevo milagro con la recuperación express de un Rubén Guerrero que ha pasado de verse desterrado del Europeo a ser uno más en la rotación del conjunto de Paco Redondo.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
El balón no ha pasado ni una sola vez por ellas pero las manos de Josean Betolaza han sido tan importantes en la consecución de las últimas 7 medallas españolas en categoría U20M como han podido resultar las de Sergio Llull (2007), Nikola Mirotic (2011) o Willy Hernangómez (2014).
Y es que nadie cuenta con más internacionalidades en el vestuario nacional que él, el fisioterapeuta de una Selección Española a la que ha llevado al pódium durante los últimos 7 veranos gracias al trabajo realizado en la recuperación y descarga de los diferentes jugadores que han pasado por su camilla. Una habitación clave en el buen rendimiento de los diferentes equipos y que, en esta ocasión, se ha convertido en uno de los espacios más frecuentados por los componentes de la generación del 95.
Muy a su pesar, Alberto Abalde, Agustí Sans, Marc García o Juancho Hernángómez han tenido que rendirle visita durante las últimas semanas para poder entrar en dinámica de un grupo con el que disputan ya minutos de calidad tras haber convertido sus dolencias en una mera anécdota pero si debe haber una mención de honor para su trabajo esa se personifica en la figura del interior Rubén Guerrero.
Y es que el tiempo pareció detenerse en la concentración de Platja d´Aro cuando los doctores lanzaron su diagnóstico acerca de las molestias en el tobillo del jugador malagueño: Esguince-rotura de segundo grado del ligamento peroneo astragalino anterior con rotura parcial del ligamento peroneo calcáneo con afectación de todas las estructuras que dan estabilidad al tobillo. Un diagnóstico tan largo como prolongada podía parecer la recuperación de un jugador abocado a perderse el europeo pero Josean Betolaza no había dicho aún su última palabra.
Así lo explica el “paciente” de esta historia, un Rubén Guerrero que unió el talento del fisio nacional a su ambición y ganas de poder disputar una cita que es ya toda una realidad para él: “Estoy muy contento de haber podido disputar ya estos primeros minutos de juego. Cuando te dicen que vas a perderte el Europeo recibes un palo grande pero entre todos hemos podido invertir esta situación después de analizarla y evaluar los diferentes pasos que se podían dar para llegar a estar con el grupo. Como digo, la culpa es de todos, de los compañeros por apoyarme, del cuerpo técnico por creer en mí y del doctor y el físio por poder estar ahí, trabajando conmigo cada día, para que pueda estar de vuelta”.
Josean Betolaza: “Me siento un privilegiado”
Muchos son los veranos y campeonatos a sus espaldas pero probablemente ninguno haya sido tan complicado como al que ha hecho frente durante este 2015. Y es que Josean Betolaza se ha convertido en el hombre más buscado por los jugadores al final de casa sesión de entrenamiento.
Las diferentes lesiones y molestias que han atacado al equipo le han obligado a dar lo mejor de sí para que la rotación de Paco Redondo no se viera afectada de cara al Europeo. Un trabajo que valora ya con una cierta sensación de alivio: “Cada concentración tiene sus peculiaridades pero esta ha sido un tanto complicada en cuanto a lesiones ya que hemos sufrido unas cuantas siendo algunas de ellas de cierta gravedad y en jugadores realmente importantes para nosotros. Dentro de la mala suerte con la que nos hemos topado tuvimos la fortuna de que todas ellas se hayan producido relativamente pronto lo que nos ha dado el margen necesario para poder trabajar con los jugadores y que pudieran retornar lo antes posible al equipo”.
El último en acostarse cada noche, Josean tiene muy claro que su sinergia con los jugadores debe ser uno der los pilares para que todo funcione bajo el orden necesario en la concentración del equipo: “Lo cierto es que las luces de casi todo el equipo se apagan realmente tarde, ya que no sólo nosotros le echamos horas sino que también el cuerpo técnico apura hasta la madrugada con el trabajo táctico y la elaboración de los vídeos. En mi caso me toca pasar mucho tiempo con ellos con un trabajo de recuperación con el que tratamos de plantar cara a la dureza de los campeonatos para que puedan rendir al máximo al día siguiente. Un trabajo de tratamiento que lleva implícita la tarea de poder conseguir que el grupo esté unido y mantenga una actitud positiva en todo momento”.
Un trabajo que ha tenido una mención de honor en el caso de un Rubén Guerrero al que ha llevado de la nada al todo en apenas unos días. De estar descartado para el Europeo por una lesión de tobillo a disputar sus primeros minutos en el último encuentro de un equipo al que ayuda ya en su día a día: “Rubén tuvo la maña suerte de sufrir una lesión de tobillo importante durante los primeros entrenamientos que nos hizo pensar que iba a ser baja segura para el Europeo. Desde el cuerpo físico-médico vimos que el jugador transmitía optimismo y muchas ganas de poder llegar a la cita por lo que decidimos empezar el trabajo de recuperación con el objetivo de que pudiera incorporarse cuando antes al grupo pero sabiendo que esto no se produciría hasta el transcurso del campeonato. Jugábamos contra el reloj y por eso tuvimos que acelerar el proceso con una recuperación más agresiva en las pautas pero sin lugar a duda la clave ha estado en la buena evolución y gran disposición del jugador para poder reincorporarse e ir aportando cada vez más cosas al equipo. Aún queda trabajo por delante pero ya en dinámica de equipo”.
Y es que nadie conoce mejor que él los entresijos de un equipo al que ha entregado sus veranos desde el pasado 2007, curiosamente el verano en el que la Selección Española se abonó al medallero de un campeonato en el que suma junto a su físio siete medallas consecutivas: “Son ya ocho veranos consecutivos con la Selección U20 y, por ahora, todos con una medalla como resultado. Me siento un privilegiado en ese sentido y es algo que debo agradecer a la FEB ya que son ellos los que me han permitido sentirme un privilegiado con todas las experiencias vividas en estos años. Pero, sobre todo, tengo que agradecérselo a mi mujer que no ha puesto jamás ninguna traba para que pueda acudir cada verano con la Selección así como al hospital en el que trabajo y donde siempre me han dado facilidades para que mi mundo pueda seguir girando en torno al baloncesto”.