Con seis galardones de MVP semanal y un total de diez presencias en el quinteto ideal de la jornada, Jordi Trías ejerce como timón de un River Andorra al que pretende guiar hacia su primer título oficial. El center gerundense no elude el favoritismo de un equipo en el que confía plenamente.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Hablar de Jordi Trías es hacerlo de toda una institución en una temporada en la que ha campado a sus anchas por las canchas de una Adecco Oro a la que regresaba 12 años después de su primera y última participación allá por 2002.
Desde la primera jornada de la competición, el center gerundense se ha empeñado en demostrar que no estaba para nada equivocado con su desembarco en la capital del Principado para enrolarse en un proyecto ganador: “Fue un tema de sensaciones ya que consideraba que aquí podía estar feliz. Desde el principio me llamó mucho la atención la ilusión que ponía todo el club en su proyecto. Saben lo que es empezar desde muy abajo y tienen claro que su objetivo es regresar a la élite; muy pronto me contagiaron con esa motivación en un año en el que quería demostrarme a mí mismo que tengo aún mucho baloncesto que ofrecer y que puedo seguir aportando muchas cosas durante muchos años”.
De este modo comenzaba, para el que fuera jugador internacional, una temporada en la que Trías estaba dispuesto a demostrar no sólo su clase sino su evolución a lo largo de una década en la que su juego dista mucho del que exhibiera en su primera etapa en la competición con el CB Murcia: “Por aquel entonces era más niño, más inexperto, trataba de hacer de todo y de hacerlo todo bien y eso, en ocasiones, te lleva a caer en el error. Con el paso de los años comienzas a leer mejor el juego dándote cuenta de lo que es mejor en cada momento. En estos años he ganado experiencia y ese saber estar en la cancha asumiendo la toma de la decisión correcta en cada momento de partido”.
Su debut, y sus primeros MVPs, despertaron el interés de los aficionados no sólo en la capital del Principado sino a lo largo y ancho de una competición que le ha otorgado ya el cartel de gran dominador de una Adecco Oro en la que dice sentirse muy cómodo: “A lo largo de la temporada he notado en el ambiente esa sensación que te produce el que te señalen como un referente pero entiendo que es algo positivo ya que significa que la gente respeta la carrera que he tenido. Esto me obliga a la vez a auto exigirme un rendimiento con el que estar a la altura de lo que se espera de mí pero tampoco intento pensarlo mucho ya que siempre me he marcado como objetivo el dar el máximo en cada encuentro independientemente del equipo o la categoría en la que haya estado”.
La buena marcha de su equipo durante la primera vuelta aporta motivos para el optimismo de cara a la recta final del curso pero Trías conoce las exigencias de una competición que no permitirá que el equipo se relaje si quiere cumplir con los objetivos marcados: “La palabra que mejor define a este equipo es la ambición. Cuando hablas con la gente te das cuenta de que en este país siempre quieren más y nosotros también creemos que se puede mejorar. A nivel de equipo somos líderes y optamos a la Copa Príncipe pero también es cierto que nos hemos dejado en el camino algún que otro partido que podríamos haber sacado mientras que, a nivel personal, creo que mi adaptación y mi rendimiento han sido buenos pero que aún tengo un margen de mejora dentro del equipo”.
Una mejora que en el River Andorra muestran partido a partido y que quieren poner nuevamente de manifiesto en una final de Copa Príncipe en la que tratarán de alimentar las opiniones de aquellos que apuntan ya al equipo como el gran triunfador de la competición: “Jugar la Copa Príncipe es algo realmente bonito, un premio a nuestro trabajo y todo un reconocimiento que tenemos que afrontar sin presión alguna. Debemos saltar a la cancha con el objetivo de disfrutar sabiendo que si somos fieles a nuestro estilo podremos ofrecerle un título a nuestra afición. Yo creo mucho en este equipo y es cierto que es un título pero tampoco debemos de volvernos locos con un exceso de presión ya que nuestro objetivo todos sabemos cuál es…”.