Los 100 puntos de Wilt Chamberlain en un partido (
ver 2/III) permanecen como el más notorio récord de anotación del baloncesto. Sin embargo, tres años después de aquello, el 14 de enero de 1965, un jugador yugoslavo marcó 99 en un partido de Copa de Europa jugando bastantes menos minutos que el estadounidense, porque nadie reparó en que llevaba tantos hasta el final del partido, después de pasar un buen rato en el banquillo.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Aquel 155-57 del OKK de Belgrado al Alvik de Estocolmo, en la vuelta de los octavos de final, marcaba otros dos récords de la competición europea: el de puntos de un equipo sin prórrogas y el de diferencia. El autor de la hazaña –en una época, recordémoslo, en que no existían los triples- fue Radivoj Korac (Sombor, 5/XI/1938), un excepcional ala pívot zurdo de 1,96 m.
Era un superdotado para el deporte: llegó a 1,99 m. en salto de altura. Fue Boris Stankovic, entonces entrenador del OKK y luego secretario general de la FIBA durante un cuarto de siglo, quien le descubrió para el baloncesto cuando aquel tenía 16 años y empezaba a cumplir el servicio militar. Poco después, con 17, debutaba en su equipo, que compartieron durante diez temporadas, logrando cuatro títulos de Liga y dos de Copa. En siete de ellas Korac fue el máximo anotador. Otro récord, como su promedio global (31,2), producto de la combinación de su buena mano y una excepcional fuerza física en sus entradas a canasta para conseguir un mate, recurso entonces muy poco habitual. También era característico su estilo al lanzar a cuchara los tiros libres.
En 1967 el Gobierno yugoslavo le concedió por fin el permiso para jugar fuera del país y estuvo un año en el Standard de Lieja, con el que ganó la Liga belga, y otro en el Petrarca de Padua, con el que fue el máximo anotador de la Liga italiana.
Radivoj Korac falleció el 2 de junio de 1969, cuando el coche que conducía se estrelló contra un autocar, después de jugar un amistoso en Sarajevo con la selección yugoslava, que al año siguiente sería campeona del mundo (
ver 24/V). Con ella había logrado la medalla de plata en los Europeos del 61 y el 65, en los Mundiales del 63 y el 67 y los JJ:OO. del 68 y el bronce en el Europeo del 63. Fue el máximo anotador en los Europeos del 61 y el 63, por delante del español Emiliano Rodríguez, que le superó en el del 65. La FIBA dio su nombre a su segunda competición.