Apenas cinco temporadas han transcurrido desde que el Palencia Baloncesto hiciera historia con un doblete mágico en la Adecco Plata. Un lustro después, el conjunto de Natxo Lezkano recoge los frutos de un trabajo que les ha llevado a asentarse en la Adecco Oro en una temporada en la que quieren dar un nuevo paso al frente liderados por el incombustible Urko Otegui.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Desde su llegada a la Adecco Oro allá por 2009, el Palencia Paloncesto se marcaría como objetivo el ir dando pasitos temporada tras temporada. Si primero fue el playout por la permanencia, apenas un año después el equipo rozaría uno playoff del que le apartaría únicamente un average desfavorable. La clasificación para los playoffs de la pasada campaña y su presencia en las semifinales fue toda una declaración de intenciones para un equipo que ha crecido a pasos agigantados desde la llegada de Natxo Lezkano al banquillo.
Bajo su batuta, el club configuró un nuevo proyecto en el que el bloque nacional tomó un protagonismo especial reforzando la plantilla en puestos concretos. Con la continuidad del MVP Nacional Urko Otegui como abanderado, el equipo protagonizaría un gran inicio de liga en el que muy pronto demostraron que este podía ser un gran año para un club que estrenaba denominación de la mano de Quesos Cerrato.
Un buen inicio de liga, unido a un noviembre mágico en el que derrotarían a rivales de la talla de Leyma Natura o Ford Burgos comenzarían a allanar un camino que les llevaría a verse muy pronto en los primeros puestos de la tabla clasificatoria. A un mes del corte para la Copa Príncipe, la clasificación se convertía en un objetivo prioritario una plantilla que daba muestras de su calidad con cuatro triunfos consecutivos.
Con gran parte del camino recorrido, la última jornada de la primera vuelta se presentaba como un gran reto para un Quesos Cerrato que necesitaba no sólo ganar sino además hacerlo pensando en un average desfavorable sobre un Breogán al que apartarían de la Copa Príncipe con su autoritaria victoria por 43 tantos ante un Planasa que pagó caro el carácter ganador de su rival. Los de Natxo Lezkano darían toda una lección de compromiso sobre la cancha certificando una clasificación histórica para un equipo que garantiza un gran espectáculo y que aún no ha dicho su última palabra.
El liderazgo de Urko Otegui supone tan sólo la punta del iceberg dentro de una plantilla en la que el compromiso de todas sus piezas explica el imparable crecimiento de un club comprometido con su ciudad y con una afición que no faltará a su cita con la historia en la capital del Principado.