Tranquilo e ilusionado afronta Víctor Lapeña la última mañana de trabajo antes de la gran final. El técnico aragonés ha dirigido una sesión de entrenamiento matutino culminada con el habitual video-scouting en el que ha recordado a sus jugadoras unos conceptos bien asimilados por el grupo.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
Prácticamente desde el inicio de sus respectivas concentraciones, las selecciones de Francia y España han tenido que lidiar en las comparecencias de prensa aquellas preguntas en las que se cuestionaba acerca de su condición de favoritas de cara a una final a la que miraban con respeto y humildad pero a la que no hay querido faltar.
Ambos equipos se verán hoy las caras sobre la cancha del Sports Hall Borovo para resolver una final esperada por muchos y que, para el seleccionador Lapeña hace justicia con lo visto hasta el momento en el torneo: “Los números dicen que Francia y España han sido los dos mejores equipos del campeonato hasta el día de hoy y por eso ambas selecciones merecíamos llegar hasta aquí. Afrontamos esta final con mucho respeto pero con la ilusión que genera el saber que tenemos muchas posibilidades de hacernos con el título porque estamos haciendo un buen baloncesto. Hemos definido un estilo propio adaptándonos muy bien al campeonato para crecer desde el respeto a los árbitros y los rivales en cada encuentro”.
A lo largo de la última mañana de competición, Víctor Lapeña se ha encargado de recordar a sus jugadoras unos conceptos que tienen claros y que deben llevar a España a competir al máximo ante un exigente rival: “Somos un equipo que controla muy bien las emociones sabiendo adaptarse a cada momento de partido. Con Francia no vamos a salir a especular, lucharemos por la victoria desde el primer minuto haciendo nuestro el mensaje del seleccionador absoluto, Lucas Mondelo, que siempre dice que las finales no se juegan sino que se ganan. En los últimos partidos hemos demostrado que sabemos leer muy bien el partido para atacar al rival y hoy no será una excepción. Tenemos que saber detectar los puntos débiles de su juego haciendo daño en sus fracturas para contrarrestar de este modo las virtudes de un equipo que con un gran equilibrio entre la línea exterior e interior y con mucha inteligencia en su juego”.
Para el seleccionador nacional, la presión y la auto exigencia que rodean a la generación del 95 no harán mella en el espíritu de un equipo sabedor del peso que conlleva el vestir la camiseta nacional: “Esta generación siempre ha destacado por su responsabilidad, son muy conscientes de la camiseta que defienden y por lo que están luchando y eso transmite una gran tranquilidad de cara a una final que será muy igualada. Estos días se habla mucho de nuestra candidatura y del posible pleno europeo para España pero en la concentración no hemos perdido ni un minuto en pensar más allá de cada partido permitiendo a las jugadoras disfrutar de una gran aventura. En estos momentos sólo piensan en el partido y, cuando termine ya habrá tiempo de disfrutar de los resultados”.
Unos resultados que pase lo que pase serán un éxito y que podrían llevar a esta generación a lograr su segundo oro europeo tras el U16 de 2011 así como su tercera medalla consecutiva tras la plata mundial de 2012. Para su técnico están claros los motivos por los que el equipo merecería subir al cajón más alto del pódium: “Sin duda porque son especiales. Consiguen que se te caiga la baba entrenando cada día con ellas y logran que todo el mundo que está a su alrededor sea feliz. Llevan todo el año trabajando duro con sus técnicos y sus clubes para estar preparadas en una concentración en la que son un auténtico grupo de amigas. No creo que nadie lo merezca más que ellas”.