JUNIO 15
Polémica en la selección en Turín (1979)
6/15/2016 - 9:15 AM
La selección española, que aquel año había tenido que pasar por el Europeo B para recuperar su lugar en la élite continental, cerró en Siena la primera fase del Campeonato de Europa de 1979 con un perfecto tres de tres que le hacía entrar en la fase final con una victoria, la que le había dado su exhibición ante la URSS (
ver 11/VI).
JUAN ANTONIO CASANOVA
Pero en Turín, la sede de la segunda fase, con seis equipos de los que los dos primeros disputarían la final, todo salió al revés. Para empezar, derrota por 84-88 ante Israel, la gran sorpresa del torneo, con 26 puntos de Brabender y 33 de Berkovitz. Y en el segundo partido, el 15 de junio, otro mazazo. Éste absolutamente injusto y en definitiva decisivo, porque el conjunto de Antonio Díaz Miguel ya no volvió a levantar cabeza. El rival era el anfitrión, lo cual en aquellos tiempos solía ser un problema.
La selección lo bordó durante el primer tercio del encuentro y llegó a dominar por 12-28, pero los italianos se recuperaron gracias a una defensa en zona… y a que los 14 minutos y medio Rullán ya llevaba ya cuatro personales. En el descanso, 33-40. Después, España recuperó una buena ventaja (42-57), pero de un 63-70 se pasó a un 73-70. Nueva vuelta de tuerca: a falta de 25s Epi ponía el 79-80. Italia tiene el último ataque, que la buena defensa española retarda mucho. Tira Villalta y falla. Caglieris coge el rebote, bota la pelota y el tiempo se ha consumido. Pero la bocina no suena y el base pasa a Villalta, que encesta. Y el griego Tsolakidis, uno de los árbitros, da por buena la canasta.
¿Qué había ocurrido? La zafia jugarreta de la mesa quedó muy clara. Tras llegar a cero, el encargado del cronómetro volvió a ponerlo en -2 segundos. Lo vio todo el mundo, excepto el comisario de la FIBA, el rumano Dimitriu. El escándalo fue mayúsculo, con protestas, insultos, empujones entre jugadores, técnicos, directivos y periodistas, y posterior reclamación que desecharon la comisión técnica y el comité de apelación. Y allí se quedó aquel 81-80 (14 puntos de Caglieris y Villalta, por 17 de Brabender y 16 de Santillana) que nunca debió existir. Aunque de poco les sirvió a los italianos, que perdieron los dos últimos partidos y, quintos, no tuvieron opción a luchar por las medallas, que fueron para la URSS, Israel y Yugoslavia. Lo mismo les pasó a los españoles, sextos, con Brabender (20,4) como tercer anotador del torneo.