El Real Madrid estuvo entre los clubs impulsores de laprimera Copa de Europa, pero tuvo que esperar a la séptima edición paracoronarse por fin campeón, aprovechando que en aquella temporada 63-64 no ladisputaba, para poder preparar mejor (¿?) los JJ.OO. de Tokio, ningún equipo dela Unión Soviética, cuyos representantes (letones, rusos, georgianos) habían copado los seis primeros títulos de lacompetición. El quinto y el sexto, con el Madrid como finalista.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Pedro Ferrándiz era el director técnico de la sección, con el malogrado Joaquín Hernández (
ver 20/I) en el banquillo. Un tercer americano, Hanson, se unió a la pareja Luyk-Burgess, plenamente consolidada, y llegó también Moncho Monsalve para darles algún descanso. En aquellos años toda la competición se disputaba en eliminatorias directas. Tras dejar atrás al Celtic de Glasgow, el Alemannia de Aachen y el Legia de Varsovia, en semifinales el Real Madrid remontó con autoridad (101-78, con 31 puntos de Emiliano y 28 de Luyk) el 82-77 que el Simmenthal había conseguido en Milán, mientras el Spartak de Brno eliminaba al OKK de Belgrado por un solo punto (103-94 y 85-75).
La final se jugaba también a doble partido. En la ida, el 27 de abril, ganaron los checos, que tenían un equipazo, por 110-99, con 30 puntos de
Konvicka y 28 de
Pistelak por 31 de
Emiliano y 22 de
Burgess. La vuelta, el 10 de mayo, se vivió en un ambiente excepcional en el Frontón Fiesta Alegre, abarrotado muy por encima de su escaso aforo oficial. Los madridistas confiaban en la remontada, pero las molestias físicas de Emiliano y Sevillano ponían un punto de intranquilidad, que fue en aumento al final del primer tiempo, cuando la reacción visitante dejó en el marcador un corto 37-33 en el descanso. Pero el Spartak se había cargado de faltas y en la segunda parte no pudo contener el vendaval de los blancos, que llegaron a tener 25 puntos de ventaja (68-43) y acabaron venciendo por 20 (84-64). Al acabar el partido se izó la bandera de España y se escuchó el himno nacional.
Sainz (8), Descartín (2), Emiliano (28), Luyk (25), Burgess (13); Sevillano (8) y Hanson (0) -entonces no había rotaciones y los titulares sólo iban al banco si tenían tres o cuatro faltas- fueron los protagonistas de la hazaña. San Martín, Durand, Palmero y Monsalve completaban la plantilla campeona. Konvicka (23) y Z. Bobrovsky (14) destacaron en el Spartak. La Copa de Europa empezaba a reescribir su historia.