La pasión de Pedro Ferrándiz (Alicante, 20/XI/1928) siempre fue entrenar. Empezó muy joven en su ciudad natal y en 1952, aprovechando que la final de la Copa se jugaba allí, consiguió que el Real Madrid le contratara para organizar los torneos sociales del club. Pronto se hizo cargo de los equipos de cantera y ganó los Campeonatos de España infantil, juvenil y júnior. Raimundo Saporta había hallado al hombre que convertiría al primer equipo blanco, al que empezó a dirigir en la temporada 59-60, tras dos años en el Hesperia, en el mejor de Europa.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Su colección de títulos sólo se queda pequeña ante las incontables anécdotas que protagonizó:
once Ligas, diez Copas y cuatro Copas de Europa, las de 1966, 1968, 1969 y 1974. Tenía muy buen ojo (y mucho dinero) para traer grandes jugadores de EE.UU. y para que dos de ellos (Luyk y Brabender) echaran raíces en España, se nacionalizaran y fueran piezas clave en el crecimiento de su equipo y de la selección. También de allí importó el contraataque. Y empezó a usar un base puro.
¿Anécdotas? Miles. La más notoria, la autocanasta que ordenó a Alocén en Varese (
ver 18/I) para evitar una prórroga.
"Aún hoy mucha gente con la que me cruzo por la calle me la recuerda", asegura ahora. Y la de cuando se coló en el homenaje a
Bob Cousy, en Filadelfia, para fichar a
Hightower (una gran estrella que no se quedó en el Madrid por problemas extradeportivos) mientras el propietario de los Globetrotters, Abe Saperstein, amenazaba con impedir que volviera a entrar en EE.UU. O aquel día con el juvenil del Madrid en que, enfadado al ver que el rival, el Estudio, defendía en zona desde el principio, ordenó al jugador que llevaba el balón que no se moviera con él y provocó un escándalo mayúsculo.
Lo que no fue una anécdota, sino un arrebato de disciplina del que dice que nunca se arrepintió, fue dejar al inefable
Alfonso Martínez (ver 17/IV), por llegar tarde a la concentración, fuera de la selección en el Europeo'65. Su única experiencia en el cargo acabó fatal, con un duodécimo puesto y un montón de críticas.
Dirigió su último partido el 26 de abril de 1975: la final de Copa que el Madrid ganó al Estudiantes (114-85) en Jaén.
"Dos años antes ya dije que me iba. Estaba harto. Los títulos me salían por las orejas", explica a desde su retiro en Alicante un visionario que creó la fundación que lleva su nombre y está en el Hall of Fame de EE.UU. y en el de la FIBA.