CARMELO GUTIÉRREZ / ÁREA DE COMUNICACIÓN  

A pesar de su impactante regreso a las canchas el pasado 15 de diciembre (8 puntos, 9 asistencias y 4 rebotes en apenas 18 minutos) a Ricky Rubio le costó volver a adaptarse al ritmo de competición de la NBA. Su recomendada limitada presencia en pista le impedía adquirir el necesario ‘feeling’ con la cancha. Pero con el paso de los días, de las semanas, de los partidos, se está volviendo a ver al mejor Ricky Rubio, al que maravilló en su primera temporada en la mejor liga del mundo.

Desde el pasado 26 de enero, fecha en la que superó por primera vez los diez puntos esta temporada, el base internacional español ha disputado trece encuentros, en los que ha promediado 13.1 puntos, 8,6 asistencias, 3,9 rebotes y 2.9 recuperaciones en 32 minutos sobre la cancha.

Unos registros que se incrementan a 14.2 tantos, 9.2 pases de canasta, 6.2 capturas y 4.6 robos de balón en sus cinco últimos choques y que tuvieron su apogeo este pasado domingo, cuando Rubio firmó una espectacular actuación, en su mejor partido de la temporada y quizás de su carrera, rozando el triple-doble y haciendo soñar a todos los aficionados con un increíble cuádruple-doble: 16 puntos, 11 asistencias, 8 rebotes y 6 recuperaciones.

La mejoría de Ricky Rubio es evidente tanto en ataque como en defensa y varios datos lo avalan. En el apartado ofensivo,  cinco dobles-dobles en puntos y asistencias en los  últimos nueve choques y diez o más tantos anotados en ocho de sus últimas nueve comparecencias. En tareas defensivas, cinco partidos consecutivos por encima de las tres recuperaciones y cuatro superando los cinco rebotes.

Y todo ello culminado con su segunda presencia en el Fin de semana de las Estrellas, participando en el encuentro entre ‘sophomores’ y ‘rookies’, donde se convirtió en el rey de la asistencias repartiendo entre sus compañeros diez pases de canasta, algunos de ellos para el recuerdo, como un envío a tablero para Faried.

Dos lunares que emborronan el mes mágico

Pero todo no podía ser perfecto en el mes mágico de Ricky Rubio. Dos lunares ‘mancillan’ la espectacular mejoría del español. Por una parte, la velocidad e imaginación con la que juega el base le hacen cometer más pérdidas, demasiadas para un base de primer nivel: 3.1 por encuentro, por encima de los balones que recupera. Un aspecto individual de su juego que tiene corrección.

El segundo lunar reside en el apartado colectivo: Minnesota está en una clara tendencia perdedora. En los últimos trece encuentros, los Timberwolves solo han sumado tres victorias, cayendo hasta la duodécima plaza de la Conferencia Oeste. Y aunque Ricky Rubio hablaba en el All-Star de luchar por los playoffs, salvo milagro, la postemporada se ha alejado irremediablemente para Minnesota, que está a ocho encuentros de la octava plaza.