CARMELO GUTIÉRREZ / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Nueve meses y seis días han transcurrido desde que se vio por última vez a Ricky Rubio jugando en una cancha de la NBA. El pasado 9 de marzo, el internacional español caía gravemente lesionado en los instantes finales del encuentro que su equipo disputaba ante Los Ángeles Lakers. La confirmación oficial no tardaba en llegar: rotura de ligamentos cruzados en su rodilla izquierda y un periodo estimado de baja de seis a nueve meses. Adiós a la temporada y también adiós a los Juegos Olímpicos.

Nueve meses y seis días después, Ricky Rubio volvió a jugar. Lo hizo saliendo desde el banquillo, saltando a la cancha cuando restaban 1:47 para la conclusión del primer periodo. La ovación en el Target Center de Minneapolis fue estruendosa y memorable. Y en una de sus primeras acciones ya ha dejado constancia de la magia que atesora: asistencia entre las piernas a Greg Stiemsma.

Por prescripción médica, Ricky Rubio solo ha jugado dieciocho minutos, pero le ha dado tiempo a anotar ocho puntos, capturar 4 rebotes y repartir 9 asistencias. E incluso a jugarse el triple para ganar el partido en el tiempo reglamentario. Pero el balón no ha querido entrar y ha impedido un retorno que hubiera sido inmejorable, ya que su equipo ha vencido en la prórroga a Dallas y se consolida en puestos de playoffs.

“No puedo expresar con palabras como me siento de volver a estar en una cancha, y oir a nuestros fans animando y aplaudiendo. He soñado con este día durante mucho tiempo”, ha declarado Ricky tras el partido. “No he sentido nada en la rodilla. Me siento bien, al 100%. Tengo dolores en otras partes del cuerpo, pero ahora es algo normal”.

“Su vuelta nos ha dado un plus de energía a todos. Realmente no hay palabras para describirlo, hay que vivirlo en la cancha”, señalaba su compañero Derrick Williams. “Cuando tiene el balón en sus manos soy un poco mejor entrenador”, apuntaba Rick Adelman para describir la vuelta de Rubio. Y desde el otro banquillo también se deshacían en elogios. Rick Carlisle, entrenador de Dallas. “Es un jugador increíble y lo ha hecho bien. Le ves y no puedes decir que haya estado fuera casi un año”.

Ricky Rubio ha vuelto a un equipo que, en su ausencia, ha ganado 16 partidos y ha perdido 30. La pasada temporada, tras su lesión, los Timberwolves cayeron en barrena, tirando por la borda cualquier opción de alcanzar los playoffs con un balance de 5-21 desde ese fatídico nueve de marzo.

Esta campaña, Minnesota ha comenzado la temporada de manera notable y presenta, tras el partido de esta madrugada, un balance de 12-9. Un gran registro teniendo en cuenta que no pudieron contar con Kevin Love durante el principio de campaña. La gran igualdad en la zona media de la Conferencia Oeste mantiene a los de Minneapolis metidos de lleno en la lucha por un puesto en los playoffs.

“Es increíble. Mis compañeros me han dado un gran regalo con la victoria en la prórroga. Creo que este equipo va a hacer grandes cosas ese año. En la prórroga, simplemente jugamos como solemos hacerlo”, destacó el base internacional.