El equipo de Dani García salió al parquet del Príncipe Felipe con la misma ambición que los 600 aficionados llegados desde Plasencia que cuarenta minutos antes del salto inicial estaban ya animando a su equipo. Gianella marcaba un ritmo de juego con el que Javi Simón se encontraba incómodo; Guillem Rubio capturaba rebotes de ataque con suma facilidad; y Terrence Stewart anulaba el poder ofensivo de Edwards y se permitía el lujo de anotar en ataque. El resultado: quince puntos de diferencia al final del primer cuarto y la sensación de que los de verde eran los únicos que querían disputar este partido. La única nota negativa en el debe de Plasencia estaba en las personales de sus hombres claves que obligaron demasiado pronto a la rotación de sus jugadores titulares. Desde el banquillo, Rafa Sanz no quiso que el partido se escapara tan rápido y se llevó a un encuentro más táctico; defensa en zona de los canarios y Dani García saca a Perico Sala, al que le hace jugar junto a Nicolás Gianella. Debut de Irazábal para parar el poder interior del Plasencia. Ibeas jugando de cuatro para lograr tiros fáciles desde más allá de los 6,25. Un buen parcial de los canarios que apretaron ligeramente el marcador (52-42 al descanso) y dejaron el partido abierto para el segundo tiempo. Pero todo fue un espejismo. El partido estaba roto desde el primer cuarto; Volvieron Owens y Stewart, volvió Dani García a jugar con los dos bases y volvió Rubio a hacer daño en ambas zonas. Veinte puntos de ventaja, intercambio de canastas y fiesta verde en las gradas del Príncipe Felipe. Los 600 aficionados estarán el domingo una hora antes de la Final animando. Si quieren ganar al Plasencia tendrán que llegar antes al partido. PLASENCIA, 106 (28, 24, 32, 22): Bayle (-), Palacios (8), Robles (-), Stewart (16), Ferrero (4), Sala (20), Gianella (17), Beltrán (6), Lledó (4), Owens (21), Rubio (10). LA PALMA, 86 (14, 28, 23, 21): García (10), Ibeas (19), Luyk (-), Simón (9), Urtasun (14), Triguero (6), Edwards (16), Balmón (6), Eslava (-), Irazábal (6)