CARMELO GUTIÉRREZ / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Comparte con su hermano su intuición defensiva a la hora de cortar líneas de pase y salir rápido al contrataque. Hablamos de Laia, otro episodio más en la exitosa unión entre la familia Rubio y el baloncesto.

“El otro día echábamos cuentas y creo que nos salían doce campeonatos de formación entre nuestros tres hijos. Y eso que Ricky solo jugó el del primer año cadete, ya que en el segundo ya estaba jugando con seniors”, explica Esteve Rubio, un orgulloso padre, que junto a su mujer, se ha desplazado a Barbastro y Monzón para seguir las evoluciones de su hija en el Campeonato de España de Clubes Cadete Femenino.

Le pedimos que nos la describa. Y como buen padre empieza por un “es la más guapa y la más alta”. “Es una buena defensora, es muy intensa. Tiene muchas ganas de jugar al baloncesto, le gusta mucho y lo que queremos es que disfrute jugando”. Durante el encuentro, aunque se mostró algo dubitativa a la hora de tirar, su hija no mostraba ningún reparo en irse hacia el aro aunque se enfrentase a jugadores mucho más altas que ella.

Laia Rubio juega con el Femeni Sant Adriá, que caía en la prórroga de semifinales ante Gran Canaria. Su padre, al descanso, con las catalanas tres arriba, se mostraba muy esperanzado de poder dar la sorpresa, aunque echaba en falta las bajas que presentaba el equipo de su hija. “En la primera parte hemos estado acertadas en el tiro y si seguimos así pues podemos estar ahí. También tenemos el hándicap de que el primer día se nos lesionó quizás nuestra mejor jugadora y quince días, por motivos personales, nos causó baja una jugadora de 1.90 que nos hacía mucha falta. Con estas dos jugadoras les estaríamos ganando fácil”.