ANTONIO RODRÍGUEZ / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB


Mannheim es tierra de base militar yankee. No deja de ser un pedazo de Estados Unidos donde se disputa un torneo de baloncesto y donde la selección que representa a tal país, siempre ha tenido un apoyo muy cercano y poderoso. No puedo incluir en estas heroicidades, aunque se lo merezcan, aquella mítica final de 1977 entre Estados Unidos y España, en la que el marcador electrónico lucía un 22-95, porque no tenía espacio para escribir el 1 de las centenas. Porque aquello sí fue un show y no podía ser menos: Magic Johnson, Darnell Valentine, Jeff Lamp, Eddie Johnson…Juanma Lόpez Iturriaga, Fernando Romay, José Luis Llorente, Juan Antonio San Epifano, no podían ofrecer un espectáculo diferente a aquel.  Tampoco añadiré aquella final del torneo en 1994, con Carlos Jiménez, Rafa Vidaurreta o Borja Larragán, porque se perdió ante los “anfitriones”, como aquel partido de la fase previa a vida o muerte para los nuestros en 2008, donde la generación de Ricky Rubio, demostró que eran algo más que una sombra de su estrella, y a punto estuvieron de dar la machada ante los de las barras y estrellas, que nos daba el paso a semifinales.

Pero sí nos pararemos en dos momentos puntuales. Año 1998, con una camada que empezamos aquí a llamar “juniors de oro”. Respecto a la generación ya conocida, faltaban Juan Carlos Navarro, Felipe Reyes y Antonio Bueno. Quedaron campeones derrotando a Australia en la final por 80-78. Sin embargo, en semifinales tuvieron que deshacerse de los estadounidenses, que contaban con jugadores conocidos de la talla de Keith Bogans, Carlos Boozer, Joseph Forte, Michael Wright o el hoy azulgrana Chuck Eidson. Aquellos Gasol, Calderόn, Lόpez, Cabezas, Drame...tenían algo muy especial. Sobre todo una cosa: mentalidad ganadora. Y bien que comenzaron a demostrarla. Pensar que en la final ante Australia, Pau Gasol, aquel angelito de 2.13, comenzó anotando tres triples en las tres primeras jugadas, es para alertar al mundo de lo que se le venía encima.

Y no mucho más tiempo transcurrió, en 2002 precisamente, cuando otra generación liderados en aquel momento por un gran Fernando San Emeterio que consiguió 38 puntos, batiera a los jugadores USA en semifinales, por 83-78. Esa tarde fue uno de los partidos más memorables del hoy alero internacional con la absoluta, ayudado por un imberbe Rudy Fernández, pisoteando el orgullo de unos chicos que tenían al actual base de los Lakers, Ramon Sessions, como una de sus estrellas, junto al ala-pívot Brandon Bowman.  La pena que se perdiό la final ante los griegos, con Kostas Vasiliadis y Stratos Perperoglou secundando a Sofoklis Schortsianitis.

Anoche se logrό la tercera victoria de un campeonato que aun continúa sin saber dόnde está el techo del equipo. Pronto lo sabremos…si lo tiene.