Miguel Panadés Los niños, nuestros hijos, se quedan con todo lo que sus padres hacen, dicen. Se quedan tanto con las palabras como con los silencios. José Manuel Beirán, psicólogo deportivo, padre de jugadores tanto de élite como de formación y exjugador de élite tiene suficientes puntos de referencia como para hacer su ponencia con autoridad y convencimiento. No lo explica sólo, lo cree y eso le da una fuerza especial en su discurso. Habla de lo que sabe, de lo que vive, de lo que estudia. Habla de baloncesto pero también habla de vida porque en el refuerzo de los padres a los hijos, en el baloncesto o en cualquier otro ámbito, aparece un importante, fundamental, componente de ayuda. Refuerzo que no necesariamente viene de la enseñanza y sí muchas veces del ejemplo. Nuestros hijos nos observan constantemente aunque a veces ni ellos mismos sean conscientes y de esa mirada oculta o directa se nutre gran parte de su comportamiento futuro. Recordadas las conductas más adecuados pasamos a la conferencia del Dr. Escribano, un clásico ya en una Federación que tiene el privilegio de contar con su colaboración en Selecciones, Cursos y otras actividades formativas. Y claro cuando este endocrino nutricionista que ha sido capaz de cambiar los hábitos alimenticios de los mejores deportistas de élite razonó con su habitual locuacidad el qué. cómo y porqué de una alimentación saludable a todos se nos revolvieron las tripas – nuca mejor dicho – sobre nuestro comportamiento en esta faceta. Porque tan importante como cuidar la mente es cuidar el cuerpo y el cuerpo se cuida de entrada a partir de la alimentación, que ni mucha, ni poca, si no la adecuada a cada uno. Escribano, como anteriormente Beirán, dio las pautas de lo que debe ser y a partir de ahí, cada cual con lo suyo pero eso sí con mayor dosis de conciencia. Porque tal como recordaba Beirán al final de la charla ya sólo el hecho de plantearse estas cuestiones es el primer paso a que la labor educacional de los padres sea correcta.