Ha disputado la totalidad de las Competiciones nacionales, ha paseado su clase a lo largo y ancho de todo el planeta y ha acumulado cerca de 700 encuentros oficiales en una hoja de servicios repleta de títulos, pero al borde de los 41 este clásico pívot ha sido capaz de encontrar nuevos alicientes en la Liga EBA. Una competición que ha compaginado durante las dos últimas temporadas con su trabajo en el sector inmobiliario y su nueva vocación como concejal en el Ayuntamiento de Adrá en Almería.
PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
No son pocas las ocasiones en las que algún que otro aficionado logra localizar aún a través de las redes sociales a un Isma Torres al que siguen recordando con un cariño en todas y cada una de las ciudades que tuvieron la suerte de poder verlo sobre sus pistas.
Mensajes de cariño y algún que otro recuerdo a modo de fotografía con los que los fieles seguidores homenajean sus más de 20 años de carrera y casi 700 partidos en un baloncesto nacional e internacional en el que protagonizó ascensos, título y situaciones tan rocambolescas como una "promoción birlada" o la repetición de un encuentro de LEB Oro con un Bilbao Basket con el que había ascendido desde la LEB Plata un año antes.
Momentos y vivencias que alimentó a su paso por el baloncesto de Portugal, Chile o Guinea Ecuatorial y que sigue enriqueciendo a día de hoy desde una Liga EBA que compatibiliza con su trabajo en el sector inmobiliario así como con su cargo de Concejal en el Ayuntamientode Adra.
Porque Isma Torres ha sido, es y será uno de esos jugadores incombustibles en un baloncesto que recuerda ahora a través de una animada charla y para el que promete exprimir aún alguna que otra hora de vuelo.
Torres: “No hay nada más grande en la carrera de un jugador que el defender la camiseta de la Selección”
Nos trasladamos hasta la localidad malagueña de Torremolinos donde, a tan sólo unos pocos metros de la playa, nos espera un Isma Torres que ha pasado el periodo de confinamiento en un pequeño apartamento. Y es que es allí donde desarrolla su carrera profesional en un sector inmobiliario que ha ido compaginando durante los dos últimos años con un baloncesto que se resiste a abandonar.
Isma, la primera pregunta es obligada, ¿qué fue de aquel jugador que nos ofreció algo más de dos décadas de baloncesto en las Competiciones FEB?
“Es complicado de explicar porque realmente yo me retiré en 2018 cuando disputé mi última temporada en Portugal con el Galitos Barreiro. Estaba ya un poco cansado del baloncesto de élite y decidí que había llegado el momento de dejarlo para poder volver a casa, pero como no quería desengancharme de golpe, decidí jugar un año más en la Liga Provincial de Málaga con algunos amigos. Ese mismo año me vine a vivir a Torremolinos y es ahí cuando Miguel González me propuso que fuéramos a entrenar un par de días a la semana a Coín. La verdad es que yo no quería volver a jugar a un nivel tan exigente como es ya la Liga EBA porque me iba a exigir estar de nuevo muy en forma, en Benahavís insistieron mucho y la buena relación que teníamos hizo que no pudiera decirles que no. Llegué a la lucha por el ascenso realmente bien y haciendo 18 puntos de media por partido así que terminé quedándome también esta temporada”.
Eres uno de los pocos jugadores supervivientes del antiguo milenio, ¿cuál es el secreto para poder mantenerse en activo a lo largo de tantos años?
“Quizás en haberme cuidado mucho a nivel físico durante todo este tiempo y en haber sido muy competitivo. Siempre me ha gustado salir a correr, ir al gimnasio, estirar bien después de los partidos… y todo eso en su conjunto me ha permitido el poder llegar muy bien a los 40. Además, siempre me he esforzado mucho por poder competir al máximo en cada partido y creo que eso es algo que mantengo intacto. Todavía hoy hay jugadores jóvenes que se sorprenden de cómo corro sobre la pista o de cómo me sigo pegando bajo los aros y eso es lo que me da la energía suficiente para poder mantenerme a este nivel”.
¿Enorgullece el poder decir que has jugado más de 700 partidos a lo largo de toda tu carrera?
“Sin duda, porque es algo con lo que siempre sueñas cuando eres niño pero que sabes que es realmente complicado viviendo en un pueblo de Almería de apenas 20.000 habitantes. Tuve la suerte de poder salir de la provincia para jugar un Campeonato de España y eso me sirvió para poder hacer un gran partido ante Unicaja en el que les anoté 36 puntos. De algún modo, ahí comenzó todo porque fue lo que les llevó a fijarse en mí y a incorporarme a su equipo al año siguiente para iniciar una carrera que no hubiera podido ni imaginarme. Quizá por eso me sentí siempre un privilegiado y traté de darlo todo en cada entrenamiento para poder llegar a jugar en ACB, para poder hacer carrera en las LEB, para poder ganar una medalla de oro en los Juegos del Mediterráneo con la Selección…”
¿Quizá la espinita pudo ser el no haber permanecido más tiempo en la Liga Endesa?
“Yo creo que no, porque después de aquel primer año en Cáceres llegué a tener una llamada de Manolo Hussein para que me fuera con él a Gran Canaria e incluso algún otro tanteo como el del Girona, pero en ese momento no me importó tanto la categoría sino el disponer de minutos y por eso decidí volver a la LEB. En Tenerife tenía la oportunidad de reencontrarme con un gran entrenador como Pedro Martínez al que había tenido ya en Menorca y con el que había sido MVP nacional y eso me pesó más que cualquier otra cosa. En ACB había aprendido mucho, pero a mí siempre me gustó jugar minutos y eso era algo que tan sólo la LEB me podía garantizar”.
Y en las Ligas LEB es inevitable hablard e Bilbao… ¿Uno de los momentos más dulces de tu carrera?
“He tenido varios, el primer fue Menorca donde Pedro Martínez me dio minutos por delante de dos magníficos jugadores americanos con apenas 18 años y eso me dio mucha confianza para poder dar el salto a la ACB. Después de eso creo que Bilbao Basket fue otro de esos lugares que me marcó porque siempre me sentí muy querido por su gente. Firmé con la intención de estar un año, pero me gustó mucho tanto la filosofía de Txus Vidorreta como el vestuario que allí se formó. Terminamos consiguiendo el ascenso a LEB Oro y eso hizo que me quedara un año más en el que casi logramos ascender de nuevo a la ACB. Fue una pena en ese momento, pero el club supo reforzarse realmente bien al año siguiente para terminar consiguiéndolo. Inca y Andorra también fueron dos grupos y dos lugares especiales, aunque quizás me quede con Bilbao ya que fue un lugar que me maravilló y que aún hoy en día sigo recordando con muchísimo cariño”.
En Andorra, ¿de vIllano a héroe?
“Esa es una de las anécdotas que recuerdo con mayor cariño porque el año antes de firmar en Andorra yo jugaba en el Bàsquet Mallorca. En los Playoffs por el ascenso jugamos la final contra ellos y, en el quinto partido, tenían el ascenso muy cerca, pero Andreu Matalí falló unos tiros libres en el momento decisivo y nos lo llevamos nosotros por un solo punto. En ese momento te alegras porque tú lo que quieres es ascender, pero a medida que pasaban las horas me sentía fatal por Andreu ya que se había encontrado con un momento realmente duro después de haber metido seis tiros libres seguidos. Cuando firmé con ellos, todo el mundo me lo recordaba e incluso Joan Peñarroya me decía casi a diario que más me valía el ayudarles a conseguir lo que les había quitado. Por suerte las cosas salieron muy bien esa temporada y pudimos lograr ese ascenso a LEB Oro que tanto deseaban”.
Después de haber hecho carrera en la LEB, ¿qué te lleva a aventurarte en un baloncesto tan desconocido como el que era en ese momento el de países como Chile o Guinea Ecuatorial?
“Fue una decisión que tomé después de haber estado en Andorra. La crisis comenzaba a pegar con fuerza al baloncesto español y los sueldos que se ofrecían comenzaban a ser más bajos con el riesgo añadido de que algunos equipos podían llegar a no pagarte. Pensé que podía ser el momento de buscar otras opciones y de vivir otro tipo de baloncesto y entonces me llegó una oferta por medio de Arturo Viveros, el director deportivo que había tenido en Inca y que era de origen chileno. El balance fue muy positivo, aunque tengo que reconocer que al principio me costó un poco adaptarme a este tipo de países por la falta de profesionalismo y por lo diferente que era a lo que yo había vivido a lo largo de toda mi carrera”.
¿Tan diferente es el baloncesto por allí?
“Para que te hagas una idea, ya no es solo que no se entrenara con la frecuencia a la que yo estaba acostumbrado o que no se respetaran los horarios de las reuniones o de los entrenamientos, sino que en incluso en Guinea Ecuatorial tuvimos que retrasar el inicio de un partido hasta dos horas a la espera de que llegara algún político. Imagínate, dos horas de calentamiento para poder empezar un partido… Y a eso únele que en Chile el ritmo de juego era muy diferente porque jugabas un sábado por la noche y volvías a jugar el domingo por la tarde casi sin descanso. Pese a este tipo de cosas, las experiencias fueron realmente buena ya que siempre me trataron muy bien y me hicieron sentir muy querido en un baloncesto en el que me sentí cómodo y en el que llegué a batir incluso el récord de partidos en una final en Chile”.
Siempre hablaste realmente bien de tu paso por Ancud…
“Es que Ancud es el paraíso del baloncesto. Es una isla muy pequeña a la que llamaban la Isla Mágica y en la que el baloncesto se vivía de una manera increíble. El pabellón se llenaba con 3.000 personas, cuando llegabas dos horas antes las gradas ya estaban llenas y las charangas estaban animando y cuando terminaba, la gente te paraba por las calles y se volvía loca como si fueras el mismísimo Cristiano Ronaldo. Fue un año muy bonito por el tipo de baloncesto que descubrí, pero que no terminó como nos hubiera gustado ya que sufrí una rotura de fibras en el tramo final de la temporada”.
¿Y en qué momento decides que todas esas experiencias internacionales debían llegar a su fin?
“Fue cuando volví de Portugal, en ese momento tuve muchas ofertas, pero yo sentía que había llegado el momento de pasar página. Me había llamado Miguel Ángel Hoyo con el que me había ido a Guinea Ecuatorial y detrás de él, media LEB Plata para ofrecerme la posibilidad de seguir. No terminaba de verlo claro porque yo comenzaba a sentir que necesitaba otro tipo de cosas en mi vida y eso fue lo que hizo que tomara la decisión de dejarlo. Quería buscar un nuevo horizonte profesional y ver el baloncesto de otro modo y eso fue lo que me llevó a tomar un nuevo camino”.
Dicen los que han sido jugadores que no hay nada como el ser uno mismo el que decida retirarse…
“Sí, eso fue lo que me sucedió a mí y me siento orgulloso de ello. Creo que he tenido una buena carrera en la que siempre lo he dado todo, en la que he vivido mucho y en la que he disfrutado muchísimo del baloncesto. He conocido mucha gente de la que he aprendido mucho y ese tipo de cosas son las que te quedan con el paso del tiempo para poder fortalecerte como persona”.
¿Podrías quedarte con un solo momento?
“Es complicado porque han sido muchos, pero para mí no ha existido nada tan grande como fue el poder representar a mí país. La Selección Española y la medalla de los Juegos del Mediterráneo fueron lo máximo porque yo nunca había estado convocado ni siquiera por la Selección de Almería. De repente me vi en un equipo con Carles Marco, Salva Guardia, Álex Mumbrú, Javi González… Sigo teniendo esa camiseta muy bien guardada porque fue un momento que hizo que me sintiera un auténtico privilegiado”.
¿Y ahora qué? ¿Cuánta cuerda le queda a Isma Torres como jugador?
“No sabría decirte porque este año no tenía pensado jugar, pero entre los compañeros me convencieron para que siguiera una temporada más… Si me preguntas ahora, te diría que no voy a seguir porque el trabajo y mi condición de Concejal en Adra hacen que ya tengo muy poco tiempo libre como para seguir sacrificando los fines de semana, pero si me llaman y me insisten, lo mismo me acaban liando de nuevo. Quizás siga a un nivel un poco más bajo, en una categoría Provincial o algo más local, pero es algo que aún no he decidido…”.
Estadísticas de la temporada - Isma Torres:
Partidos jugados: 19
Minutos: 17,20 p.p.
Puntos: 7,8 p.p.
Rebotes: 3,7 p.p.
Asistencias: 0,7 p.p.
Recuperaciones: 0,8 p.p.
Tapones: 0,1 p.p.
Faltas recibidas: 0,4 p.p.
Valoración: 7,1 p.p.
Trayectoria deportiva - Isma Torres:
Categorías inferiores: Patronato Deportivo Municipal / El Ejido
1996/98: Unicaja (Junior)
1998/99: Unicaja (Liga EBA)
1999/00: IBB Hoteles Menorca (LEB Oro)
2000/01: Cáceres CB (Liga Endesa)
2001/02: Tenerife Baloncesto (LEB Oro)
2001/02: Bilbao Basket (LEB Plata)
2002/03: Bilbao Basket (LEB Oro)
2003/04: CB Los Barrios (LEB Oro)
2004/05: Aguas de Calpe (LEB Oro)
2005/06: Drac Inca (LEB Oro)
2006/07: Calefacciones Farho Gijón (LEB Oro)
2007/08: Unión Baloncesto La Palma (LEB Oro)
2008/09: CB Promobys Tíjola (LEB Bronce)
2009/10: DKV Jerez (Liga EBA)
2010/11: Iberostar Mallorca Bàsquet (LEB Plata)
2011/12: BC River Andorra (LEB Plata)
2012/13: Boston College (Chile)
2012/13: Allavena Paysandú(Uruguay)
2012/13: Malabo Kings (GuineaEcuatorial)
2013/14: ABA Ancud (Chile)
2013/14: VC Guimaraes (Portugal)
2014/15: Las Ánimas Valdivia (Chile)
2014/15: Almería Basket (Liga EBA)
2015/16: Galitos Barreiro (Portugal)
2015/16: Almoguera Abogados Torremolinos (Senior)
2016/18: CB Coín Almoguera Abogados (Liga EBA)
2018/20: Benahavís Costa del Sol (Liga EBA)