PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Con la Liga EBA como testigo y la Conferencia C como punto de encuentro, tres de las grandes estrellas del baloncesto español miran cada fin de semana a lo que acontece en tierras catalanas para seguir las evoluciones de una serie de apellidos de renombre.

Porque los Llull, Beirán o Rubio que encandilaron a todos durante la Copa del Mundo celebrada en China el pasado verano, retumban también en modestos pabellones desde las megafonías del grupo catalán de la mano de unos hermanos para los que el baloncesto tomó algunos años otra dimensión.

Así le sucedió a un Iván Llull que disfruta cada sábado de una pasión que compagina desde hace algún tiempo con su trabajo como fisioterapeuta, a un Pablo Beirán al que el exigente mundo de la ingeniería le concede alguna que otra pausa semanal para seguir enchufando o a un Marc Rubio que llegó a debutar en la Liga Endesa y que hoy en día sigue activo mientras enfoca su vida al mundo de las cocinas.

Tres pequeñas historias narradas por sus propios protagonistas y en las que descubriremos que el sano “pique” que puede llegar a producirse entre cualquier dupla de hermanos puede tener tres desenlaces tan diferentes como los que se vivieron en sus respectivos hogares.

Iván, el “increíble Llull” del CB Martorell:

“A veces me pregunto qué hubiera pasado si hubiera seguido mi camino”

Corría la temporada 2009/10 cuando el gran público tuvo por primera vez constancia de la existencia de un Iván Llull que se disponía a disputar sus primeros minutos de juego en la Liga LEB Oro. Lo hacía como junior del Vive Menorca de su tierra y, apenas unos pocos meses después, todos sus esfuerzos como tercer base del equipo encontraron merecida recompensa con un buen número de oportunidades en una plantilla que terminó por conquistar el ascenso a la Liga Endesa.

Ese fue sin duda el punto álgido en la carrera de un jugador que comenzaba a ser observado con lupa cada vez que ponía un pie sobre la pista y que tuvo que compaginar su crecimiento con esa presión que suponía el llevar el apellido Llull sobre su dorsal. Aunque fue un golpe de madurez el que le llevó a tomar una decisión que marcó su futuro, el poder dar prioridad a sus estudios sobre un baloncesto que, desde ese momento iba a pasar a un segundo plano.

Una decisión que ha dado sus frutos con el paso de los años, pero que dejó en su cabeza ese interrogante que supone el preguntarse si su carrera podía haber llegado o no a cotas más altas: “A veces me planteo qué hubiera pasado si hubiera seguido por ese camino, hasta dónde hubiera podido llegar… Pero en España es complicado el poder compaginar el baloncesto con unos estudios tan exigentes como los que yo quería y por eso tomé la decisión de apostar por el mundo laboral antes que por el deportivo. Con el paso de los años creo que tomé la decisión correcta, pero hay momentos en los que echo de menos esos recuerdos tan bonitos y de los que tanto disfruté como pudieron ser los vividos con el equipo de mi tierra el año del ascenso”.

Y es que Iván Llull llegó a ser uno de los hombres fuertes de una generación del 92 en la que compartió minutos de juego con Pierre Oriola o Sergi Ibaka en su primer coqueteo con la élite: “Ellos venían del filial del Manresa y yo me crucé con ellos en Sabadell. Era un equipo amateur pero que contaba con una estructura muy parecida a la del mundo profesional. Con Josep Riera y Aleix Duran como técnicos, teníamos un funcionamiento realmente bueno de gimnasio, pista y scouting del que aprendí muchísimo y del que disfruté un montón culminando durante el segundo año un ascenso de Liga EBA a LEB Plata”.

Fue en ese momento cuando su camino comenzó a separarse del seguido por su hermano, un jugador con el que guardó algunos paralelismos en sus inicios y que terminó por explotar a nivel internacional: “Siempre fuimos jugadores muy diferentes, al principio quizás yo tenía más virtudes como base porque él no era un base tan perfecto sino más bien un jugador muy explosivo, un anotador, un killer que mataba partidos con su impulso… Con los años él fue mejorando muchísimo más que yo y puliendo todas las facetas para poder ser un base realmente bueno”.

De este modo, ambos se distanciaron en lo deportivo, pero no en lo familiar donde su relación sigue siendo la de dos hermanos que se echan de menos en su día a día: “Por mucho que todo el mundo lo vea como una estrella mundial o un ídolo, para mí sigue siendo mi hermano y por eso me siento muy contento cuando gana porque eso hace que él esté feliz porque las cosas le van bien. Tenemos una muy buena relación de hermanos, pero focalizada en el plano familiar donde seguimos muy en contacto y donde últimamente hay mucha video llamada desde el nacimiento de su hija”.

Todo ello desde Martorell donde sigue disfrutando del baloncesto desde otro punto de vista: “Con esta temporada llevo ya cinco años en el Grupo C de la Liga EBA donde me siento realmente cómodo ya que es una competición muy flexible y que te permite compaginar tu día a día con el baloncesto. Al no ser una categoría tan profesional como la LEB Oro o la LEB Plata me permite seguir trabajando y me da una cierta flexibilidad a la hora de poder disfrutar aún unos años más del baloncesto. Eso me llevó hace un par de años al CB Martorell donde estoy divirtiéndome mucho en un equipo con muy buen rollo y que me permite seguir disfrutando de los alicientes de la competición”.

Y todo ello sin poder desprenderse de ese cierto aroma de expectación cuando el apellido Llull salta a las canchas catalanas con el dorsal 6 a la espalda: “Siempre cae alguna broma pero sobre todo de los rivales porque, después de tantos años en la categoría, conozco ya a muchos jugadores y suelen tomarme de vez en cuando el pelo sobre la pista. Un buen ejemplo es cuando me enfrento a Marc Rubio con quien tengo muy buen rollo y con quien tengo esas coñas sobre la pista de las que los dos disfrutamos bastante”.

Estadísticas de la temporada - Iván Llull:

Partidos jugados: 19
Minutos: 23,42 p.p.
Puntos: 6,5 p.p.
Rebotes: 2,3 p.p.
Asistencias: 3 p.p.
Recuperaciones: 0,8 p.p.
Tapones: --- p.p.
Faltas recibidas: 2,2 p.p.
Valoración: 5,6 p.p.

Trayectoria deportiva - Iván Llull:

Categorías de formación: CB La Salle Mahón
2008/09: La Salle Mahón (Junior) 
2009/10: Vive Menorca (Junior y LEB Oro) 
2010/12: Sabadell Sant Nicolau (Liga EBA) 
2012/15: Baricentro Barbera (Copa Catalunya) 
2015/18: Barbera Team Values (Liga EBA)
2018/20: CB Martorell (Liga EBA)

Pablo, el ingeniero de las pistas que “descolocó” a la saga de los Beirán

“En mi casa se supo gestionar muy bien la presión y eso nos ayudó mucho”

Aunque suele ser su gran parecido físico el primero en delatarle, el nombre de Pablo Beirán no pasa ni mucho menos desapercibido para sus rivales cada vez que salta a las pistas en la Liga EBA. Un territorio desde el que llegó a coquetear con la élite cuando ejercía como canterano del Real Madrid y en el que muchos llegaron a ver en él a un nuevo Beirán en la nómina del baloncesto profesional.

Pero si algo tuvo claro en todo momento el pequeño de la casa -junto a su hermano gemelo- fue, que el ser descendiente directo de todo un medallista olímpico y hermano de un jugador asentado en la Liga Endesa, no iba a ejercer presión alguna sobre una carrera en la que lo académico comenzaba a pesar cada día más sobre lo deportivo.

Un rumbo que le llevó a dejar atrás el baloncesto e incluso nuestro país para continuar con su formación académica a cientos de miles de kilómetros de casa: “Después de cinco años en Alcobendas que fui compatibilizando la carrera pero, cuando la terminé, decidí marcharme a Japón para poder seguir con mis estudios. Ahí intenté jugar, pero al no ser un universitario como tal sino un estudiante de un máster no pude jugar en la Liga Universitaria así que tenía que irme a las canchas de Yokohama a jugar un baloncesto callejero que allí estaba muy de moda”.

Aunque fue a su regreso a España cuando Pablo pudo reencontrarse con un baloncesto en el que había vivido buenos momentos en el pasado: “Cuando volví a España encontré trabajo en Barcelona e iba a jugar mucho a la España Industrial y a las canchas de Las Corts. Allí hice algunos amigos que me engañaron un poco porque me pidieron un día que les acompañara a entrenar y terminaron por llevarme a probar con el JAC. Ellos me ofrecieron volver a jugar y a mí me costó un poco decidirme ya que estaba fuera de forma y tenía algunas dudas, pero al final acepté y todo volvió a comenzar de nuevo. Al principio pensaba que iba a tener un rol secundario pero los entrenadores y los compañeros han confiado mucho en mí y eso me ha permitido seguir creciendo y disfrutar de nuevo como jugador del baloncesto que yo conocía”.

La mejor manera de reencontrarse con una Liga en la que se acerca ya a los 200 partidos disputados y en la que vive ahora el deporte de una manera muy diferente: “Ahora veo el baloncesto de otro modo, ya no me planteo objetivos personales de crecimiento hacia una categoría u otra o de dinero, sino que me dejo llevar por la competitividad. Intenso ser mejor cada día, superarme a mí mismo, hacerlo lo mejor posible para el equipo… Ahora sólo quiero competir en un equipo en el que el resto de jugadores son amigos y eso es lo que hace que todo esto sea mucho más gratificante”.

Eso sí, a este base de origen madrileño le toca enfrentarse alguna que otra vez a esas bromas tan propias de su apellido y que son capaces de sacarle una sonrisa sobre las pistas: “Con el tiempo vas teniendo anécdotas de todo tipo, sobre todo cuando algún jugador intenta picarte en los partidos preguntándote si tú eres el hermano mal pero incluso algún árbitro me ha llegado a bromear en alguna ocasión diciéndome después de algún mal tiro que no me parezco mucho a mi padre”.

Un José Manuel Beirán que sigue muy presente en su día a día desde su camiseta: “Siempre nos gustó el jugar con el número 15 como homenaje a mí padre, pero con el paso de los años vas llegando a equipos en los que no está disponible y en los que tienes que ir eligiendo otro tipo de dorsales. Mi hermano cogió el 33 y yo fui pasando por el 21, el 31 y el 41 hasta llegar atener ahora el 51 que es el 15 de mi padre invertido”.

Porque la cercanía familiar estará siempre muy presente pese a la distancia en una familia en la que los tres hermanos siguen siendo una piña: “Creo que soy su mejor aficionado y mi objetivo es ser su fan número 1. Intento estar siempre a su lado en las buenas, pero también en las malas cuando las cosas quizá no salen tan bien como a él le gustaría. Yo tengo la suerte de verle desde esa cercanía que nos da el ser hermanos y eso hace que sienta un orgullo especial por todo lo que consigue. Especialmente cuando veo cómo va alcanzando todas esas metas que nos habíamos marcado de pequeños y que para él son hoy una realidad gracias a su trabajo y a lo bien que se gestionó en nuestra casa la presión que podía haber llegado a generarnos nuestro apellido apellido”.

Estadísticas de la temporada - Pablo Beirán:

Partidos jugados: 20
Minutos: 29,44 p.p.
Puntos: 10,1 p.p.
Rebotes: 5,7 p.p.
Asistencias: 2,2 p.p.
Recuperaciones: 1,2 p.p.
Tapones: 0,4 p.p.
Faltas recibidas: 3,4 p.p.
Valoración: 13,3 p.p.

Trayectoria deportiva - Pablo Beirán:

Categorías de formación: Alcobendas CB y Basket Alcobendas
2010/13: Real Madrid (Liga EBA) 
2013/15: Euroconsult Alcobendas (Liga EBA) 
2018/20: JAC Sants A (Liga EBA)

Marc, el ingrediente secreto de la familia Rubio

“Cuando a la vida le quitas el baloncesto, Ricky y yo somos los mejores amigos”

¿Quién no conoce en el baloncesto nacional a Marc Rubio? Y no es para menos ya que el mayor de la casa fue el primero en debutar tanto en las categorías de formación de la Selección Española como en una Liga Endesa a la que llegó a asomarse con la camiseta del Joventut de Badalona tan sólo unos meses antes que su hermano pequeño.

Un momento que marcó la adolescencia de estos dos hermanos quienes veían de este modo como todos los esfuerzos de su etapa formativa comenzaban a encontrar su recompensa. Así lo narra el propio Marc desde su domicilio en tierras catalanas: “Mis padres fueron los culpables de todo porque mi madre había sido jugadora y mi padre entrenador y eso hizo que en mi casa siempre se respirara baloncesto. Yo fui el primero en comenzar a jugar y a partir de ahí Ricky fue metiéndose poco a poco en las canchas donde solíamos jugar un 1x1 los domingos cuando íbamos a casa de mi abuela. Yo tuve el privilegio de ser el primero en debutar en la ACB con la Penya y un año después llegó el debut de Ricky. Fueron dos momentos importantes para nosotros”.

Aunque ese camino, que años más tarde le llevó a ser pieza importante en la LEB, no tuvo la continuidad necesaria para un Marc que, a día de hoy, tiene muy claras las enseñanzas de aquella etapa: “Quizás me volví demasiado loco y no supe gestionar bien los momentos. Ahora, con el paso de los años, es cuando me doy cuenta de que si hubiera actuado de otro modo quizá mi futuro en el baloncesto podía haber sido muy diferente pero no es algo de lo que me queje ya que fue un momento de mi vida que me enseñó mucho y que me ayudó a ser mucho más maduro”.

Así comenzaba una nueva etapa para él en una Liga EBA que compagina hoy en día con sus estudios de Cocina orientados a su futuro personal: “Son ya unos cuantos años en el club y varias temporadas en EBA, tengo buena relación con el entrenador y eso es lo que me empuja a seguir jugando año a año. Ahora lo veo como un hobby, como algo que siempre me ha gustado y que sigo haciendo mientras comienzo a preparar otro tipo de vida más orientada al mundo laboral con un máster de cocina que es lo que más me atrae en estos momentos”.

La mejor manera de compatibilizar su vida actual con un baloncesto en el que sigue sumando experiencias de una manera más amateur: “Ahora disfruto de una Liga EBA en la que hay jugadores muy buenos que no han querido jugar en la élite, que se han dado cita en este grupo y que hacen que los partidos sean muy divertidos. El nivel es mucho más algo que el de hace 3-4 años donde se había notado un poco más la crisis y eso hace que nos estemos divirtiendo mucho encada jornada. Personalmente quizá ya no tenga el nivel de hace unos años porque la forma física no es la misma pero aún sigo disfrutando mucho y eso es lo importante”.

Todo para seguir disfrutando de aquel deporte que comenzó a amar junto a un hermano que es mucho más que eso: “Ricky es mi hermano pero también mi mejor amigo. Nos hemos criado juntos, hemos crecido, hemos tenido nuestros piques… pero cuando todo eso pasa y cada uno tomamos nuestro camino, seguimos siendo los mejores amigos y eso no nos lo quita nadie”.

Estadísticas de la temporada - Marc Rubio:

Partidos jugados: 19
Minutos: 27,05 p.p.
Puntos: 12,2 p.p.
Rebotes: 3,6 p.p.
Asistencias: 1,9 p.p.
Recuperaciones: 1,3 p.p.
Tapones: 0,1 p.p.
Faltas recibidas: 2,6 p.p.
Valoración: 10,3 p.p.

Trayectoria deportiva - Marc Rubio:

Categorías de formación: El Masnou Basquetbol
2004/06: Joventut Badalona (Junior y Liga Endesa) 
2006/09: CB Prat Joventut (LEB 2) 
2010/12: Lleida Basquetbol (LEB Oro)
2012/13: Sabadell BN (Liga EBA)
2013/17: Matató Parc Boet (Copa Catalunya)
2017/20: Mataró Parc Boet (Liga EBA)