PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

“¡A Jordan! ¡Hemos fichado a un tío que se apellida Jordan, este tiene que ser bueno, seguro!”.

No fueron pocas las ocasiones en las que esta frase sonó con fuerza entre los aficionados del baloncesto español de la década de los 90 cuando uno de sus equipos incorporaba a su plantilla a un jugador en cuyo pasaporte brillaba con fuerza tan prestigioso apellido.

Y no era para menos ya que, en aquel baloncesto que comenzaba a adentrarse en la modernidad, el acceso a la información era mucho más lento y pausado si lo comparamos con la inmediatez que generan hoy en día internet y las redes sociales. Por eso podía llegar a entrar dentro de lo normal el que la afición del Caja Cantabria llegara a ilusionarse cuando en 1997 pisó por primera vez las calles de Torrelavega un pívot llamado Thomas Jordan y del que alguien se había encargado de difundir un rumor que lo convertía en primo de la gran estrella del baloncesto Mundial.

Un cuchicheo que se evaporó apenas unos días después tras el correspondiente desmentido en su primera entrevista pero que volvió a cobrar fuerza apenas cuatro años después en Murcia cuando la afición del Etosa Murcia recibió con ilusión la contratación del mismísimo… ¡Michael Jordan!

Norteamericano, base-escolta, anotador… ¡No podía ser otro! Y menos en un momento en el que comenzaba a rumorearse con fuerza el retorno de Mike al baloncesto profesional tras su segunda retirada. Pero, una vez más, la rumorología había hecho de las suyas llevando a una afición de la euforia a la expectativa en el breve lapso de tiempo que transcurría entonces entre el anuncio de un fichaje y la publicación de las primeras páginas de periódicos al día siguiente.

Aunque, en esta ocasión, la versión llegada al Palacio de los Deportes de Murcia pareció ser del agrado de todos con un Michael Hakim Jordan que, vestido de rojillo, fue capaz de deleitar a la Liga LEB Oro con su juego. Un año en el que debutó con una estelar actuación (27 val) ante el Universidad Complutense y en el que fue capaz de firmar incluso MVPs individuales gracias a su 46% de acierto desde la línea situada por aquel entonces en el 6,25 (T3).

Todo un líder al que tratamos de descubrir más a fondo dos décadas después de aquella temporada en la que ejerció como el jugador con mayor número de minutos de juego a sus espaldas para llevar a su equipo a la lucha por el ascenso.

Pepe Rodríguez: “Su fichaje fue arriesgado ya que, si salía mal, el cachondeo estaba asegurado”

Entrenador por aquel entonces del Etosa Murcia, el catalán Pepe Rodríguez fue el primero en tener constancia en nuestro país de la existencia de un base cuyo nombre parecía asegurar talento a quien pudiera hacerse con sus servicios. Un jugador al que tuvo que realizar un amplio seguimiento a lo largo del verano de 2001 antes de poder dar los pasos definitivos para poder incorporarlo a su plantilla.

Así lo recuerda desde tierras murcianas un Pepe Rodríguez junto al que evocamos una gran historia surgida en el Palacio de los Deportes de la ciudad a comienzos del nuevo milenio: “Aquel año teníamos la posibilidad de fichar dos jugadores americanos y a mí me apetecía apostar por una fórmula que había usado ya anteriormente y que era la de tener un base y un pívot en lugar de dos jugadores interiores. Contacté con algunos agentes a la búsqueda del exterior y él me ofreció a un tal Michael Jordan cuyo nombre llamaba ya de por sí la atención. Busqué algo de información, investigué un poco acerca de sus cualidades y tuve una charla telefónica con él. Me dio la sensación de que podía ser un chico muy entrenable y del que podríamos sacar un buen rendimiento y por eso nos decidimos a ficharlo”.

Un proceso de selección muy diferente a los que se llevan a cabo hoy en día y que exigió un buen número de horas de trabajo y amplios tiempos de espera: “Por aquel entonces todo era muy diferente, cuando querías fichar a un jugador no tenías la posibilidad de recibir partidos en tu ordenador ni podías recurrir a internet para acceder de una manera rápida a la información. Tenías que leer mucho y nosotros teníamos una herramienta muy importante que se llamaba Blue Ribbon, una guía anual sobre el baloncesto universitario norteamericano en la que podías encontrar un detallado análisis de cada jugador. Eso te ayudaba a tener los primeros datos, a ver cómo se consideraba allí al jugador, a conocer qué reseñas tenía… Y a partir de ese momento, si te había gustado tenías que esperar a que te llegaran por correo ordinario paquetes con sus highlights en VHS para poder ver si lo que podía ofrecerte se adaptaba o no a tus necesidades”.

A partir de ese momento y con la decisión ya tomada, llegó el momento más complicado, el de intentar convencer al club de que la llegada de Michael Jordan al Etosa Murcia no era ni mucho menos una broma: “La primera vez que le hablé al club de la posibilidad de incorporarlo al equipo me encontré caras de sorpresa ya que pensaban que estaba bromeando. Hay que reconocer que la apuesta era un poco más arriesgada que con cualquier otro jugador porque, llevando ese nombre, si las cosas salían mal la burla podía ser grande por haber conseguido un jugador que pudiera parecerse al original. Quizá hubiera sido más fácil el poder fichar a otro, pero nosotros tuvimos claro que la cosa podía salir bien y, a día de hoy, sigo creyendo que su fichaje fue muy acertado”.

Así comenzaba la andadura en territorio nacional de un Michael Jordan cuyo nombre sorprendió de inicio a la afición murciana y cuyo talento no tardó en deslumbrar a una Liga LEB Oro en la que debutó incluso con una soberbia actuación: “Era un jugador muy joven, casi recién salido de la universidad. Llegó a Murcia con muy buena predisposición, con ganas de aprender y sobre todo deseoso de poder exprimir al máximo su físico y su explosividad en una liga tan exigente como la LEB. No era un gran lanzador, pero sabía seleccionar muy bien sus tiros y eso le daba buenos porcentajes siendo a su vez un jugador generoso con los compañeros y fuerte en los contactos. Entendía bien el juego y le gustaba hacer jugar y eso hizo que fuera un jugador realmente interesante para nosotros aquella temporada”.

Hasta tal punto que Michael -o Mike como decidió rebautizarlo el vestuario- no tardó en convertirse en la principal preocupación de los scoutings rivales cuando los equipos se medían al Etosa Murcia: “Era habitual el ver como los rivales se preparaban en defensa para intentar minimizar sus efectos pero hay una anécdota muy buena durante la pretemporada que nos hizo ver que podía ser un jugador muy importante. En un amistoso contra el Lucentum Alicante de Julio Lamas, Mike empezó muy explosivo, dominando el juego y metiendo tres canastas consecutivas así que Julio sacó todo su carácter para meterse unos centímetros en la pista y decirle a su defensor: “a ver si va a ser ahora el Michael Jordan verdadero”. Ahí entendimos que podía ser un jugador desequilibrante en la competición”.

Pero no fue tan solo su talento lo que le ayudó a encajar a la perfección en el conjunto pimentonero. Así lo recuerda su técnico casi dos décadas después de su llegada: “En aquella época, los jugadores norteamericanos siempre eran una incógnita porque llegaban con muy pocas referencias, pero él nos sorprendió mucho desde el principio… Era una persona muy abierta y que encajó realmente bien en el vestuario donde hizo una gran amistad con su compatriota Dwight Stewart quien venía de ser campeón NCAA. Eran gente muy positiva, que siempre llegaban al vestuario con una sonrisa, que hacían bromas… Tuvieron una entrada realmente buena en el equipo y eso fue clave para que ambos se adaptaran muy bien tanto a la ciudad como al equipo”.

De este modo, el base se fue ganando poco a poco el respeto de una competición en la que llegó incluso a ejercer como mejor base durante diferentes semanas alcanzando un MVP en el ecuador de la competición: “Empezó la temporada con un nivel muy alto y eso le ayudó a adaptarse muy rápido al juego. Era un jugador muy rápido de manos en defensa y eso era algo a lo que los árbitros no estaban acostumbrados pero supo cambiar el chip realmente rápido para hacerse con la batuta del equipo. Generaba mucho juego desde el puesto de base pero incluso fue capaz de ayudar durante el año incluso en el puesto de dos desde donde ayudaba a generar más juego en ataque”.

Un jugador que dejó en Murcia un gran sabor de boca antes de emprender una aventura europea con que desembocó en su retirada del baloncesto diez años atrás: “Durante los años posteriores le seguimos aún la pista porque su temporada en Murcia le había ayudado a hacerse un nombre en Europa y eso le llevó a fichar en Alemania por mucho dinero. Allí llegó a ganar títulos teniendo una carrera estable, pero con el paso del tiempo dejamos de mantener el contacto y le perdimos un poco la pista así que el recuerdo que nos queda fue el que nos dejó en aquella temporada en la que tanto disfrutamos de él”.

Estadísticas de la temporada 2001/02 - Michael Jordan:

Partidos jugados: 33
Minutos: 36,07 p.p.
Puntos: 17,4 p.p.
Rebotes: 2,4 p.p.
Asistencias: 3,5 p.p.
Recuperaciones: 1,3 p.p.
Tapones: --- p.p.
Faltas recibidas: 4,2 p.p.
Valoración: 15,5 p.p.

Trayectoria deportiva - Michael Jordan:

Formación: Abington Friends High School (EE.UU)
1998/00: Universidad de Pennsylvania (NCAA - EEUU)
2000/01: Besancon (ProA - Francia)
2001/02: Etosa CB Murcia (LEB Oro)
2001/02: Guaiqueries de Margarita (LPB - Venezuela)
2002/03: TSV Quakenbruck (Bundesliga 2 - Alemania)
2003/05: Artland Dragons Quakenbrueck (Bundesliga - Alemania)
2005/06: Artland Dragons Quakenbrueck (Bundesliga - Alemania)
2005/06: BK Ventspils (LBL - Letonia)
2005/06: Rhein Energie Koln (Bundesliga - Alemania)
2006/07: Tisettanta Cantú (Serie A - Italia)
2007/08: TEC Spirou Charleroi (D1 - Bélgica)
2007/08: Paok Marfin Thessaloniki (A1 - Grecia)
2008/09: Eldan Ashkelon (IPL - Israel)
2008/09: Brose Baskets Bamberg (Bundesliga - Alemania)
2008/09: Koeln 99ers (Bundesliga - Alemania)
2009/10: Phoenix Hagen (Bundesliga - Alemania)
2010/11: Mitteldeutscher BC Weissenfels (Bundesliga - Alemania)
2010/11: LTI Giessen 46ers (Bundesliga - Alemania)