Habían transcurrido 11 años desde que el ICL Manresa pisara por última vez una cancha LEB Oro pero su descenso de categoría a finales del pasado curso obligó a reinventarse a un equipo que encomendó su futuro deportivo a Román Montañez. De su mano, el conjunto manresano ha sabido adaptarse en tiempo récord a una competición de la que han salido de nuevo triunfantes tal y como hicieran en 2002 y 2007 con todo un salto de trampolín que les devolverá ahora a la Liga Endesa.
PABLO ROMERO / ÁREADE COMUNICACIÓN FEB
Con cerca de 9 décadas dehistoria, hablar del ICL Manresasupone hacerlo de uno de los clubes con mayor solera de un baloncesto nacionalen el que llegaron a levantar un título de campeones de Copa del Rey (1996) y otro de LigaEndesa (1998) antes de iniciar seis años atrás una larga travesía por eldesierto que desembocó en su descenso consumado a la Liga LEB Oro el pasado curso.
Uno de los momentos más duros desu historia reciente o, visto de otro modo, toda una oportunidad a la hora de poder reinventarse de cara al futuro. Así,los manresanos fueron dando pasos firmes y seguros para poder culminar, enapenas doce meses, su retorno a la LigaEndesa. Todo ello tras un año de éxitos en el que han sabido adaptarse auna Liga LEB Oro que afrontaron con sólidos cimientos.
Roman Montáñez, el punto de partida al proyecto:
Tras anunciar oficialmente suretirada de las pistas, el histórico jugador catalán tomaba las riendas de ladirección deportiva manresana el pasado verano para configurar su proyecto deretorno a la Liga LEB Oro. Conocedor como pocos de la competición, Montañez dioforma a una completa plantilla que aunaba juventud, experiencia, ambición yconocimiento de la competición.
Un equipo que, a las órdenes deAleix Duran, no tardó en asentarse en los puestos altos de la tabla clasificatorialuchando por las primeras plazas con un Cafés Candelas Breogán que terminó porproclamarse como campeón de Liga así como con un CB Prat que ejerció durantetodo el curso como el conjunto revelación.
De la final de Copa Princesa a la Final de los Playoffs:
Fue la final de Copa Princesa acomienzos del pasado mes de febrero el primer pequeño-gran éxito de un ICLManresa que no pudo completar este primer reto con la conquista de un títuloque se escapó en los instantes finales sobre la cancha del Pazo. Un sinsaborque, sin embargo, supuso el punto de partida hacia un ascenso que se fraguó enel tramo final de la temporada.
Con el equipo alcanzando laúltima jornada en tercera posición tras dos derrotas consecutivas llegó uno delos momentos más complicados de la temporada. La destitución de Aleix Durancomo técnico en los días previos al inicio de los Playoffs así como la llegadade Diego Ocampo obligaron al vestuario a reinventarse de cara a una exigentefase final.
Con Leyma Coruña como primer yexigente rival (3-2), los manresanos asentaron las bases de una fase final enla que el Nou Congost ejerció como el factor más determinante para sus éxitos.Superado el quinto encuentro ante Leyma, dos triunfos consecutivos ensemifinales ante Chocolates Trapa Palencia dejaron la eliminatoria vista parasentencia por la vía rápida (3-0).
Teniendo tiempo más quesuficiente para poder preparar la final, los de Diego Ocampo se enfrentaron aun Melilla Baloncesto que sucumbió en la última jugada de los dos primerosencuentros en Manresa (prórroga incluida) antes de ver como su rival igualabala serie en Melilla salvado los dos primeros match-ball en su contra.
Ya en el quinto y definitivoencuentro y con la presión de ganar o ganar para poder certificar el ascenso,el ICL Manresa no falló con un gran juego de equipo y el apoyo de los más de5.000 aficionados que poblaron las gradas del Nou Congost.
Y todo ello tras un granencuentro de equipo en el que la dirección de Lluis Costa, los puntos de ÁlvaroMuñoz y la superioridad interior de Jordi Trias y Nacho Martín fue determinantepara poder llevar al club de vuelta a la Liga Endesa.