Para los aficionados jóvenes, Polonia es una selección a la que España gana siempre, normalmente con facilidad. Pero los más veteranos recuerdan perfectamente que durante muchos años, sobre todo en los sesenta del siglo pasado, cuando el baloncesto español empezaba a asomar la cabeza en la élite, los polacos eran una y otra vez los verdugos que acababan con sus ilusiones de estar más arriba. Una auténtica bestia negra.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Esa historia empezó en Estambul, en el Europeo de 1959. Para la selección era el primero después de aquel debut con la plata en 1935. Después de perder con Checoslovaquia y ganar a Finlandia, el partido que cerraba la primera fase era decisivo para estar entre los ocho primeros. Fue muy igualado: 28-28 en el descanso y 55-55 en el minuto 40. Prórroga. Y victoria polaca (58-61), con Alfonso Martínez (22) como máximo anotador español. La derrota hundió al equipo, que acabó 15.º entre 17.
Al año siguiente, en Roma, España competía por primera vez en unos Juegos Olímpicos. Empezó ganando en la prórroga a Uruguay y perdiendo por 2 puntos ante Filipinas. En el último y decisivo encuentro de la primera el rival volvía a ser Polonia, que venció otra vez, con más claridad (63-75). La selección sólo ganó ya uno de los cuatro partidos siguientes y acabó de nuevo antepenúltima.
La historia se repitió en los Europeos del 63 y el 65, en un amistoso en el 66, el Europeo'67, el Preolímpico del 68, los Europeos del 69 y el 71, los dos Preolímpico del 72 y por última vez en los JJ.OO. de dicho año, el 6 de septiembre en Munich, con un 76-87 y Luyk (18) como máximo anotador español.Fueron en total doce derrotas en los doce primeros enfrentamientos.
"Polonia tenía entonces un gran equipo, sólo por debajode la URSS. Wichowski era el mejor pívot de Europa, luego llegaron Lopatka, Jurkiewicz -explica Nino Buscató, que sufrió aquel maleficio- y a nosotros, que jugábamos con un estilo similar al suyo, nos faltaba altura. Siempre estábamos a punto, pero nunca podíamos con ellos. Con Italia sucedía lo contrario. Sí,Polonia llegó a convertirse en una obsesión. Era algo psicológico, aunque laverdad es que al principio había bastante diferencia. Nosotros fuimos subiendo de nivel poco a poco".
En el Preolímpico de 1976, en Hamilton (Canadá), cambió la historia con un 99-73. La primera de diecisiete victorias españolas consecutivas. Hasta ahora.