366 HISTORIAS - 7 AGOSTO
El chinazo (1994)
8/7/2016 - 9:51 AM
Si los Juegos Olímpicos del 92 fueron para el baloncesto español los del "angolazo" (ver 31/VII), el Mundial'94 fue el del "chinazo". Dos años después volvía a suceder lo que parecía irrepetible: una derrota deshonrosa ante un equipo muy inferior que apartaba a la selección de la lucha por los lugares de prestigio y sembraba de dudas el futuro.
JUAN ANTONIO CASANOVA
En el Mundial canadiense (la fase final se disputaba en Toronto, pero España no salió de Hamilton) la selección que dirigía Lolo Sainz tenía como rivales en la primera fase a EE.UU., Brasil y China, por este orden de calendario y también de dificultad. A la lógica derrota ante el gran favorito, en un festival de baloncesto ofensivo (100-115), siguió la remontada ante Brasil (73-67), de manera que todos nos veíamos ya en los cuartos de final. Nadie imaginaba que China pudiera impedirlo, aunque en su debut había superado a Brasil en la prórroga.
Pero aquel domingo 7 de agosto pasará a la historia como uno de los días más negros del baloncesto español. Nada hacía pensar durante el descanso lo que iba a ocurrir después. La superioridad de Ferran Martínez (20 puntos en la primera parte) en el juego interior había permitido superar con cierta facilidad la defensa en zona 2-3 de los chinos y España dominaba por un claro 46-31. Pero luego fue el desastre, tanto en ataque ante el cambio a una individual del adversario como en defensa. Con un 6/11 en triples en el segundo tiempo, los chinos se pusieron delante por primera vez con el 59-60 a 8m 45s del final, se fueron hasta un 61-66 y ya no se dejaron atrapar, pese a 7 puntos consecutivos de Rafa Jofresa. Herreros llegó a 20 y Ferran sólo sumó 2 tras el descanso.
Aquella imprevisible derrota, la primera y única hasta ahora ante los chinos, por 76-78 ("esto ha sido muy gordo; el castillo se ha derrumbado y lo mejor es apechugar con lo que caiga", declaró entonces Lolo Sainz, que siguió en su puesto) fue un mazazo tremendo. A corto (España acabó décima, batida por Argentina por 65-74 en una tristísima despedida, en un pabellón desierto, en el que los propios integrantes de la mesa preferían seguir por televisión las semifinales) y a medio plazo. "Lo más triste es que la conexión entre el equipo y la afición se puede perder por esta derrota", aventuró Ernesto Segura de Luna, el presidente de la Española. No se equivocaba. Y la selección tardó cinco años en recuperarse.