PABLO ROMERO / ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

El ya largo historial de vibrantes enfrentamientos entre España y Francia vivió una nueva batalla para la historia con una cita olímpica que cayó del lado de la Selección Española en una nueva noche para el recuerdo y que bien valió el pase a unas históricas semifinales.

Del error al esplendor para tomar el mando (19-16)

Erráticos en el tiro exterior, así entraron a pista los jugadores de la Selección Española ante una Francia bien posicionada en defensa y que obligó a los hombres de Sergio Scariolo a probar suerte desde la larga distancia durante los primeros compases (0-4). Pero no tardó el equipo español en anotarse sus primeros puntos tanto en posiciones cercanas al aro -con un semi gancho de Niko Mirotic- como desde más allá de un 6,75 estrenado a través del acierto de Rudy Fernández (6-5). Pero si hubo un hombre importante durante las primeras acciones de juego ese fue un Pau Gasol al que le bastaron apenas 3 minutos de partido para sumar sus primeros créditos de valoración a través de la defensa. Aportando intimidación y rebote a la par que sumaba su primer tapón de la noche el center nacional permitió a España correr para firmar dos nuevos triples con los que obligar a Vicent Collet a parar el partido (15-8). Los primeros nervios hacían mella en una Selección gala ante la que Pau seguía a lo suyo sumando muy pronto un tercer rebote con el que se convirtió en el segundo máximo reboteador en la historia de los juegos. El empuje del combinado francés durante los últimos compases terminó por dar sus frutos frente a una España que tiraba de rotaciones para dar descanso a su cinco inicial (19-16).

Actividad defensiva y trabajo interior para crecer (24-14)

A la búsqueda de nuevos recursos ofensivos, Sergio Scariolo sacó petróleo tras el entreacto de la pareja interior formada por Felipe Reyes y Willy Hernangómez con mención de honor para el más joven de una dupla que anotaba a placer una gran canasta tras asistencia de Juan Carlos Navarro (23-17). Pero no se conformó con ello un ambicioso Hernangómez que, con un poderoso mate, colocó a España con su máxima renta del encuentro propiciando el segundo tiempo muerto del combinado rival (27-17). España vivía un momento dulce en ataque redondeado con un excelso trabajo defensivo que propició varios robos de balón pero si algo tenían claro los internacionales es que Francia no se iba a dar ni mucho menos por vencida. Un triple frontal de Tony Parker fue el mejor ejemplo de ello reactivando la pizarra de una Selección Española a la que la sentó de maravilla el tiempo muerto solicitado por Sergio Scariolo. El regreso a pista de Sergio Llull, Rudy Fernández y Pau Gasol propició una nueva máxima tras un nuevo gran lanzamiento exterior del escolta balear (36-25). Con sus mejores minutos tanto del encuentro como de los propios Juegos así como con un estelar Mirotic, la Selección siguió creciendo hasta alcanzar los vestuarios con una cómoda renta (43-30).

Carácter, carácter y más carácter para sentenciar (26-19)

Y casi como si el tiempo no se hubiera detenido, el comienzo del tercer acto fue una dulce continuación para una Selección Española encomendada de nuevo al mejor Nikola Mirotic. Tocado por una varita mágica e iluminado por un gran acierto, el interior firmó su quinto triple (5/7) para poner a España en el buen camino (48-30). Visualizando la victoria en el horizonte tanto el equipo como los aficionados españoles presentes en las gradas siguieron disfrutando del juego nacional que alcanzó su punto álgido a dos minutos de la conclusión del periodo. Todo ello tras una antideportiva que permitió a Felipe Reyes anotar los tiros libres y disparar a España desde el 4,60 por encima de la veintena (64-42). El más que merecido descanso otorgado a un soberbio y completo Pau Gasol fue secundado de la mejor manera posible tanto por Willy Hernangómez como por un Sergio Rodríguez que volvió a sorprender desde lejos (69-49).

Las rotaciones culminan una noche mágica (23-18)

Con la Selección asentada cómodamente por encima de la veintena Francia comenzó a diluirse. Especialmente tras la entrada en pista de un Juan Carlos Navarro que no tardó en sumarse a una fiesta que nadie se quería perder. Los puntos de Víctor Claver o el insistente 2+1 de Willy Hernangómez fueron un nuevo mazazo para un rival que no tardó en verse 30 puntos por debajo restando siete minutos que prometían ser aún muy largos para sus intereses (81-51). Una pequeña reacción a cargo de Tony Parker redujo ligeramente las diferencias en los compases finales sin intimidar ya a una España que no tardó en cerrar el encuentro y, por tanto, su histórico pase a semifinales (92-67).