El camino de Estados Unidos hacia el primer título olímpico de la historia del baloncesto comenzó el 7 de agosto de 1936 con un partido ante España, que ganó... por incomparecencia. Así queda escrito oficialmente. Los españoles tenían en aquel momento otras preocupaciones mucho más graves que la competición olímpica. Tres semanas antes había estallado la Guerra Civil.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Tampoco Hungría se presentó y fueron 21, muchos para un debut, los países que participaron, con un calendario de lo más complicado.Hubo una repesca tras una primera eliminatoria de la que había quedado exenta Filipinas, otra después de la segunda y unos octavos de final con sólo seis partidos y EE.UU. y Perú exentos. Así que hubo equipos que jugaron ocho partidos y EE.UU. sólo cuatro, sin contar el de España. Los ganó todos: 52-28 a Estonia en la segunda eliminatoria, 56-23 a Filipinas en cuartos, 25-10 a México en la semifinal y 19-8 a Canadá en la final, el 14 de agosto. Una final ante 2.000 espectadores que quedó virtualmente decidida con el 15-4 del primer tiempo, porque en el segundo arreció la lluvia y la pista, descubierta y de arena y tierra batida, se convirtió en un fangal impracticable.
La selección campeona la formaban catorce jugadores, pero sólo siete podían alinearse en cada partido, decisión ésta tomada por la FIBA a última hora, como la abolición de la regla de los tres segundos. En la final lo hicieron los seis que pertenecían al equipo McPherson Globe Refiners, de Kansas, y el único universitario (Sam Balter, de Washington), y ellos fueron los únicos que recibieron las medallas de oro. Los otros siete, así como el primer entrenador, James Needles, pertenecían al de la Universal Pictures, de Hollywood. Eran los dos equipos que habían jugado la final del torneo preolímpico disputado cuatro meses antes en el Madison Square Garden.
La medalla de bronce se la llevó México, que derrotó po r26-12 a Polonia. El estadounidense Jon Fortenberry, un pívot de 2,03 m., fue el máximo anotador de la final (8 puntos) y del torneo (14,5), seguido por el letón Veskila (13), el italiano Franceschini (11) y otro estadounidense, Frank Lubin (11). A este último, nacido en Los Ángeles de familia lituana, le ofrecieron en Berlín jugar después con la selección de Lituania. Aceptó y, como Pranas Lubinas, ganó con ella el Europeo'39. Luego volvió a EE.UU. y jugó hasta los 54 años.