Enric Llaudet, presidente del FC Barcelona, sorprendió a sus propios compañeros de junta el 3 de julio de 1961, cuando decidió acabar con las secciones profesionales del club, empezando por la de baloncesto, de la que él mismo se había encargado antes de derrotar a Paco Miró Sans en las elecciones.
JUAN ANTONIO CASANOVA
"Somos una entidad de 54.000 socios. Podemos formar excelentes equipos de baloncesto, de atletismo". Sólo con los socios y los hijos de los socios, pretendía explicar. La situación económica del club, la razón que se adujo para tomar tan drástica medida, era preocupante, con una deuda acumulada de 270 millones de pesetas y 1,5 millones de intereses que pagar cada mes. Pero también estaba claro que Llaudet se sentía decepcionado por no haber podido acabar con el dominio baloncestista del Real Madrid. En la Liga anterior había sido tercero, a seis victorias de los blancos y empatado con el Orillo Verde, que por cierto también se retiró, molesto con el Ayuntamiento de Sabadell.
La Liga 61-62 la jugaron sólo diez equipos. El Real Madrid ganó todos los partidos. Para la 62-63 se repescó al Barcelona. Se jugó en dos fases, la primera con los doce equipos repartidos en dos grupos por criterio geográfico. Derrotado en los diez encuentros, el Barça quedó último en el suyo y tenía que enfrentarse a doble partido con el Canoe, colista del otro, para eludir el descenso. Ganaron los azulgrana por un 99-96 acumulado, pero el segundo choque, el de Les Corts, fue muy polémico. Los madrileños, que presentaron sólo siete jugadores, acabaron con tres. Para calmar los ánimos, la Federación Española decidió pasar de seis a siete equipos por grupo, lo que le permitió repescar al Canoe y de paso anular la promoción de permanencia entre el Barça y el Sevilla, que había quedado subcampeón de Segunda División tras el Mataró, que subía directamente. Todos en Primera.
Pero ni así acabaron las penurias para el baloncesto azulgrana. En la Liga 63-64 quedó penúltimo de su grupo y estaba estipulado que bajaban los dos últimos de cada uno. Sin embargo, hubo un nuevo cambio de planes y se le permitió disputar una liguilla de repesca, que acabó fatal, con la retirada del equipo cuando ya no tenía opciones de mantener la categoría. Así que en la campaña 64-65 el Barça tuvo que jugar en Segunda. Fue campeón, con Eduardo Portela en el banquillo; volvió a la élite y hasta ahora.