ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB

Descanso merecido para Rudy Fernández, después de su gran último periodo en Madrid. Su sustituto en el quinteto inicial era un Víctor Claver que parecía haber absorbido el gran momento de su compañero en Madrid: 7 puntos para encabezar un espectacular parcial 15-0 que secaba al contrincante americano durante casi seis minutos. Los de Sergio Scariolo funcionaban con una gran fluidez ofensiva que hacía disfrutar a un volcado Pabellón Pisuerga. Dos triples seguidos de Ricky y Sergio Rodríguez colocaban un enorme +16, antes de una pequeña reacción venezolana cortada por el jugador más aplaudido en tierras pucelanas: Fernando San Emeterio (25-11).

Como si del ‘Día de la Marmota’ se tratará, el comienzo del segundo cuarto fue un calco del primero: 7-0 de salida para España en los cuatro minutos iniciales. El combinado nacional superaba la barrera de la veintena cuando no se habían cumplido ni 15’ de partido. A Venezuela ya le costaba más igualar la intensidad española, aunque los vinotinto tuvieron su mejor momento a poco más de un minuto y medio para el descanso (42-25). Tiempo muerto de Sergio Scariolo, refresco de ideas, tanto en ataque como en defensa, y asimilación inmediata por parte de los jugadores: 6-0 de parcial y camino a los vestuarios (48-25), con Pau Gasol recuperando sus mejores sensaciones sobre la pista.

Los quince minutos de descanso ‘enfriaron’ el ritmo ofensivo y el acierto mostrado por el conjunto español en la primera mitad. Eso sí, tomaba protagonismo una actividad defensiva que impedía que la amplia ventaja de España se redujera en los más mínimo. Es más, con cinco puntos seguidos de Nikola Mirotic, España se estiraba hasta el +30 (61-31). El seleccionador venezolano ordenaba una presión a toda la pista buscando ‘motivar’ a su plantilla. “Nuestro peor partido en cuatro años”, reconocía Néstor García. Pero nada frenaba a un combinado nacional lanzado que cerraba el tercer periodo con un espectacular +37 tras un triple de Sergio Rodríguez (71-34)

Las únicas inquietudes en los diez minutos finales eran conocer la ventaja final que alcanzaría España frente a una desdibujada Venezuela y evitar cualquier tipo de problema físico en los jugadores. En la primera incógnita, el combinado nacional alcanzaba los 40 de ventaja tras un 2+1 de San Emeterio. En la segunda, Sergio Scariolo distribuía los minutos de manera inteligente en la búsqueda del bocinazo final, ofreciendo una nueva oportunidad a Alberto Abalde.