JUNIO 17
El lío de las gabardinas (1941)
6/17/2016 - 9:35 AM
El RCD Español (ahora Espanyol) fue uno de los mejores equipos de baloncesto en la época en que este deporte empezaba extenderse por el país. Su título más importante fue el Campeonato de España que conquistó en 1941 ante el Hospitalet, pero aquel éxito le causó un grave problema.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Empecemos por el partido, que se jugó el domingo 15 de junio en Madrid, donde el Español se había impuesto en semifinales al Rayo por 25-20 y el Hospitalet al América por 21-20. La final no fue tan igualada como ese doble duelo entre catalanes y madrileños. “Con un juego más preciosista y una seguridad desconcertante en sus tiros al cesto”, según explicaba la crónica de “El Mundo Deportivo”, los blanquiazules dominaron desde el principio (20-13 en el descanso) y se impusieron por 35-24, con estos protagonistas, dirigidos por Anselmo López: Tomàs (10), Peón (10), Centellas (8), M. Carreras (7), Martínez, Martín, Vilaseca, López, Llop y Cortés. El problema empezó a gestarse dos días después, cuando al regresar el equipo a Barcelona, en tren, casi a medianoche y al lado de los subcampeones, recibiendo todos un caluroso recibimiento, los directivos del club quisieron premiar a sus jugadores regalando una gabardina a cada uno. Se las entregaron el día 20, en un homenaje organizado por la Federación Catalana en el que el Español venció a una selección de jugadores catalanes por 33-28.
Al cabo de unos días, ante la sorpresa general, se conocía la decisión de la propia Federación Catalana, que sancionaba a todos los miembros del equipo españolista con un mes de descalificación durante la temporada oficial, al acusarles de profesionales –palabra maldita en el deporte de la época- por haber aceptado aquellas gabardinas. Al mismo tiempo, imponía al club una multa de 5.000 pesetas, que fue posteriormente ratificada por la Federación Española.
El escándalo fue mayúsculo y al mes siguiente dimitían tanto el presidente de la Catalana, Julio Clavero, como el de la Española, Pedro Conde, ambos considerados afines a los españolistas en unos momentos de ardua pugna con el sector barcelonista. El Español amenazó con no disputar el Campeonato de Catalunya y el nuevo presidente de la Española, Emilio Sánchez Corona, suavizó la sanción y permitió que en lugar de cumplirla en bloque se hiciera por parejas; es decir, que en cada partido descansaran por imperativo legal dos jugadores.