MAYO 30
Las tijeras del Italia-Yugoslavia (1983)
5/30/2016 - 9:42 AM
Las selecciones de Italia y Yugoslavia, dos grandes del baloncesto continental, protagonizaron durante el Europeo de 1983 la tangana más vergonzosa que se recuerda en una competición de este nivel. Fue el 30 de mayo de 1983, en Limoges, en la quinta y última jornada de la primera fase.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Italia llegaba imbatida, pero no tenía asegurada la clasificación para las semifinales, a las que pasaban directamente los dos primeros de grupo. El primer día había ganado a España por 75-74, aprovechando un raro error de Corbalán, y en el segundo el equipo de Díaz Miguel había infligido a Yugoslavia, también por la mínima (91-90), la que era hasta entonces la única derrota de los balcánicos. Tampoco los españoles, que aquel 31 de mayo iban a jugar después con Grecia (y ganaron por 100-79), habían perdido ningún otro partido, de manera que una derrota por 2 o más puntos ante Yugoslavia habría condenado a los italianos.
Los balcánicos ganaban por 36-42 en el descanso, con 15 puntos de Dalipagic, y anotaron la primera canasta del segundo tiempo, pero perdieron la concentración y con ella su ventaja (50-48). Ya no volvieron a estar delante.
Los sucesos se produjeron a 5 minutos del final, con 74-62 en el marcador. Primero Bonamico se llevó por delante a Kicanovic, que no tenía el balón. Luego Drazen Petrovic, que debutaba con 18 años en la selección absoluta, apareció en el suelo bajo el aro italiano, con Gilardi junto a él. Sachetti agarró del pelo a Vilfan, que estuvo a punto de pegarse con Meneghin. El que sí pegó fue Kicanovic: una patada en los testículos a Villalta, ya con titulares y suplentes enzarzados en una discusión en plena pista. Y entonces se armó de verdad, con Sandro Gamba, el seleccionador italiano, persiguiendo a Kicanovic, y éste, Slavnic y Vilfan encaramándose a los pupitres de prensa, mientras los demás se liaban a patadas y puñetazos. Y, para acabarlo de arreglar, Grbovic que se acerca a su banquillo y vuelve esgrimiendo unas tijeras que había cogido del botiquín, antes de ser detenido por la policía. Un “espectáculo” sin precedentes.
Sí, el partido acabó. Ganó Italia por 91-76, con 26 puntos de Gilardi y 21 de Villalta por 21 de Dalipagic y 12 de Slavnic. Y luego se llevó el título, al superar a España en la final (105-96). Yugoslavia, que había subido al podio en las siete ediciones precedentes, incluidos tres oros, acabó séptima.