Sí, Egipto fue una vez campeón de Europa de baloncesto. Ocurrió en 1949, cuando organizó la competición porque no quiso hacerlo (ni siquiera participar) el campeón de la edición anterior, la URSS, que se estrenaba.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Tampoco parecía lógico repetir en Checoslovaquia, que había sido segunda, y en el siguiente escalón ya estaba Egipto, que tenía un gran equipo y era el único país africano inscrito independientemente en la FIBA. Ésta había decidido que los países de la cuenca del Mediterráneo pudieran jugar las competiciones europeas, tanto de clubs como de selecciones.
Así que el Europeo de 1949 se jugó en África. En El Cairo, en la zona residencial de Heliopolis. Al aire libre, por supuesto, en una pista de madera montada sobre un lecho de arena. Hubo muchas renuncias, por el coste del viaje y los temores por la incierta seguridad. Sólo participaron siete selecciones, incluidas otras dos no europeas, Líbano y Siria, reclutadas a ultimísima hora después de que renunciara a acudir Italia por la conmoción que provocó la catástrofe aérea del equipo de fútbol del Torino en Superga, el 4 de mayo.
La anécdota estuvo en el anuncio de que el rey Faruk –ya muy discutido por entonces por sus súbditos y que tres años después fue derrocado- asistiría a un partido, por lo cual fueron cacheados minuciosamente todos los presentes, incluidos árbitros y jugadores. Pero no se presentó.
El nivel técnico de la competición, disputada entre el 15 y el 22 de aquel mes, con sólo 21 partidos en total, todos contra todos, fue muy pobre.
Egipto y Francia se jugaron el título en la última jornada, en un día más caluroso que los anteriores, lo que perjudicó a los europeos tanto como el ambiente, muy cargado, con el público encima de los jugadores. A los anfitriones, entrenados por Nello Paratore, famoso técnico italiano, y con Wahid Saleh (16) como máximo anotador aquel día, aunque del torneo lo fue su compañero Abdelrahman Ismail (28 de promedio), les bastó la primera parte para sentenciar (36-16) y acabaron imponiéndose por un rotundo 57-36. Era su séptima victoria en siete partidos. Francia, en la que Robert Busnel ejercía de entrenador jugador, se despidió con un 5-1; Holanda, 4-2; Turquía, 3-3; Holanda, 2-4; Siria, 1-5, y Líbano, 0-6.
Dos años después, en Francia, fue Egipto el que se negó a acudir al Europeo, como represalia a las ausencias que sufrió en el suyo.