366 HISTORIAS - 2 MAYO
Lo deja Norris, el amigo americano (1995)
5/2/2016 - 12:10 AM
En la Liga ACB han brillado muchas estrellas, empezando por Arvydas Sabonis y Drazen Petrovic, posiblemente los dos mejores jugadores que ha dado Europa. Pero si hubiera que elegir la imagen más representativa de la historia de la competición los protagonistas serían otros: el malogrado Fernando Martín (ver 3/XII) y Audie Norris.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Toda la carrera de Audie Norris (Jackson, Mississippi, 18/XII/1960) estuvo marcada por sus problemas en las rodillas. Los que le impidieron prolongar con éxito su paso por la NBA después de jugar en la universidad de Jackson State (como su hermano Sylvester, también pívot, casi cuatro años mayor que él, que estuvo un año en los Spurs y otro en Italia). Portland Trail Blazers le eligió en el puesto 37 del “draft” de 1982 y jugó con ellos 207 partidos en tres temporadas, en los que promedió 4,3 puntos y 3,1 rebotes.
En 1985 dio el salto a Europa, al Benetton de Treviso, donde jugó dos temporadas a gran nivel: 20,5 puntos y 10,4 rebotes. El Real Madrid le había tenido a prueba, pero –siempre las rodillas- desestimó un fichaje que habría podido cambiar la historia de la ACB. Fue el Barcelona el que se lo llevó, en 1987, y su presencia contribuyó de manera decisiva a dominar el panorama nacional: ganó tres Ligas seguidas (88, 89 y 90), dos Copas del Rey (88 y 91) y sólo le faltó la guinda de la Copa de Europa, que acarició en tres campañas consecutivas. En una de ellas, la 90-91, fue seguramente el precario estado físico del “Atomic dog” (“Perro atómico”), que jugó muchos partidos con un hombro destrozado, el que lo impidió.
Sus tremendas batallas con Fernando Martín, que solían terminar en un abrazo en cuanto sonaba la bocina, pero también con Sabonis y todos los demás grandes pívots de una época en que abundaban más que ahora en Europa, han pasado a la historia. Como su espíritu de lucha, su fortaleza y su habilidad con el balón en las manos. Todo ello le convirtió en el extranjero más querido que ha tenido nunca el Barça, en el que estuvo seis temporadas y en 184 partidos de Liga promedió 14,2 puntos y 7,5 rebotes, cifras que quedan muy pequeñas para explicar su enorme aportación.
El 2 de mayo de 1995 volvió a Barcelona para anunciar su retirada, tras una experiencia en el Peristeri frustrada, otra vez, por sus rodillas. Regresó a su país, pero en el 2014 pudo al fin cumplir su deseo de entrenar en España, como ayudante en el Sevilla.