Ha sido uno de los mejores bases de la historia del baloncesto. Pero era tan grande Earvin “Magic” Johnson (Lansing, Michigan, 14/VIII/1959), en físico (2,05 m.) y en calidad, que uno de los partidos más brillantes y más decisivos de su carrera lo jugó, y lo ganó, como pívot.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Fue el 16 de mayo de 1980, en su primera temporada en la NBA, después de ser elegido por los Lakers en el número 1 del “draft”. Su equipo, tras dejar atrás a Phoenix y Seattle con sendos 4-1, había llegado a la final, con Philadelphia como adversario, y se adelantó con un 3-2 al ganar el quinto partido por 108-103. Pero había un problema, y muy grave. Kareem Abdul-Jabbar, el MVP de la temporada con 24,8 puntos y 10,8 rebotes de promedio, que ha marcado 40 puntos ese día, se ha lesionado en el tobillo y es baja para el encuentro siguiente, en Filadelfia. Ni siquiera va a viajar. Su ausencia es tan importante que el club decide no encargar el habitual champán para celebrar el posible título, dando por hecho que habrá un séptimo partido.
Pero no todos piensan igual. En el avión, “Magic”, un debutante, ocupa el asiento de la primera fila reservado a Kareem; le hace un guiño al entrenador, Paul Westhead, y espeta a sus compañeros: “No tengáis miedo. E. J. está aquí”.
No eran sólo palabras. Aquel sexto partido, el 16 de mayo de 1980, iba a pasar a la historia como una de las mayores exhibiciones individuales de un jugador. “Magic” empieza jugando de pívot, descansa solamente un minuto y ocupa en algún momento cada una de las cinco posiciones. En todas se muestra imparable, luciendo un amplísimo repertorio que se abre con un gancho como los que había patentado el gran ausente. Tras el empate a 60 del descanso, los Lakers abren brecha con un 0-14, pero a 5 minutos del final ganan por sólo 2 puntos (101-103). Es entonces cuando el polifacético base da lo mejor de sí mismo, con 9 puntos que llevan a una clara victoria (107-123) y le valen el primero de sus cinco títulos de la NBA. En su hoja de estadísticas quedan 42 puntos (14/23 canastas y 14/14 tiros libres), 15 rebotes, 7 asistencias y 3 recuperaciones. A su lado, Jamaal Wilkes llega a 37 puntos, récord personal. Enfrente, el mejor es otro mito, Julius Erving, con 27.
Después, ante las cámaras de televisión, que ofrecieron el encuentro en diferido, “Magic” dedica el título: “¡Esto va por ti, Big Fella!”. “Big Fella”, que podría traducirse como “tipo grande”, era uno de los apodos de Kareem Abdul-Jabbar.