En la historia de la máxima competición europea, sólo dos equipos han sido capaces de coronarse campeones tres años seguidos: el ASK Riga en las tres primeras ediciones, superando al Akademik de Sofía en 1958 y 1959 y al Dinamo de Tiflis en 1960, y el de Split, que con el nombre de Jugoplastika venció al Maccabi de Tel Aviv en 1989 y al Barcelona en 1990 y con el de Pop’84 al propio Barça en 1991.
JUAN ANTONIO CASANOVA
El paso del tiempo agrandaría la figura de las dos jóvenes estrellas de aquel equipo, Kukoc y Radja (éste ya no estaba en el tercer título), pero la pura verdad es que en aquella “final four” del 89 en Munich, la segunda de la época moderna, había dos claros favoritos: el Barcelona y el Maccabi. Sin embargo, en la segunda semifinal el equipo de Aíto García Reneses no dio la talla ante el de Bozidar Maljkovic (su unión posterior en el Barça demostró que eran incompatibles) y su pésimo juego le condenó a ceder hasta 16 puntos (59-43) y acabar perdiendo por 87-77. Tras la derrota, Sibilio confirmó que dejaba el Barça. Dos días después, los croatas (entonces todavía yugoslavos) volvían a romper los pronósticos y vencían al Maccabi por 75-69, con 20 puntos y 10 rebotes de Radja y 18 puntos de Kukoc frente a los 25 de Jamchi.
Un año después, el 19 de abril de 1990, el Barcelona parecía tenerlo más fácil, porque jugaba la “final four” muy cerca, en Zaragoza, aunque Aíto se mostró precavido: “Hay demasiada euforia”. No se equivocaba. En las semifinales, su equipo ganó al Aris de Yannakis y Gallis (104-83) y el Jugoplastika casi repitió el marcador (101-83) ante el Limoges, al que Maljkovic haría campeón tres años después. Aquel volvió a serlo con el de Split, que en la final controló los nervios mucho mejor que los azulgrana y les ganó (72-67) con 20 puntos de Kukoc.
Kukoc, Perasovic, Tabak, Sretenovic y Pavicevic son los cinco campeones triples. En la final de 1991, el 18 de abril, los de Split, tras superar al Scavolini de Pesaro (93-87), volvieron a vérselas con el Barça, que había arrollado al Maccabi (101-67), y el cambio de banquillo de Maljkovic no supuso una variación en el resultado final. Los barcelonistas acusaron nuevamente la responsabilidad, como si tuvieran miedo a ganar, y cayeron por un marcador casi idéntico (70-65), esta vez con Savic, que luego fue jugador y director técnico barcelonista, como estrella (27 puntos) frente a un Norris muy disminuido por una lesión en el hombro.