ABRIL 28
El cabezazo fatal de Jankovic (1993)
4/28/2016 - 9:54 AM
Su fuerte carácter le traicionó. Slobodan Jankovic (Belgrado, 15/XII/1963) era un jugador de alto nivel cuya carrera quedó truncada de raíz por culpa de un arrebato de cólera. Fue el 28 de abril de 1993, durante el cuarto partido de las semifinales de la Liga griega que jugaba con el Panionios contra el Panathinaikos. A falta de 6 minutos, Jankovic consiguió una canasta que los árbitros anularon para pitarle una falta en ataque sobre Fragiskos Alvertis. Era la quinta y no la aceptó. Tras las protestas a los árbitros, plasmó toda su rabia en un cabezazo contra el soporte de una de las canastas, que inexplicablemente carecía del acolchado de protección. El resultado fue una lesión en la médula espinal que le dejó tetrapléjico.
JUAN ANTONIO CASANOVA
“Boban” Jankovic era un alero de dos metros justos que con sólo 16 años llegó a la primera plantilla del Estrella Roja, en la que permanecería doce años consecutivos y a la que volvió en 1991 después de una temporada en el Vojvodina de Novi Sad. En la campaña de su regreso a Belgrado fue elegido mejor jugador de la Liga serbiomontenegrina, pero tampoco entonces pudo conseguir un título que se le resistía. Esa decepción y sobre todo las consecuencias de la guerra, que le impidieron participar en los JJ.OO. de Barcelona’92 (estaba entre los dieciséis convocados, pero aunque jugó algunos partidos con la selección nunca estuvo con ella en una competición importante), le impulsaron a dejar su país en ese año olímpico y aceptar la oferta del Panionios, en el que rápidamente se convirtió en el ídolo de la afición. En la Copa Korac 92-93 estuvo entre los mejores en puntos (20,8) y asistencias (3,8). Estaba a punto de cumplir 30 años, pero le quedaba aún tiempo más que suficiente para consolidarse en la élite europea y sobre todo para lograr al fin un título.
No tuvo ocasión. Aquel gesto de rabia le condenó a una silla de ruedas de por vida, aunque los dueños del Panathinaikos contrataron a los mejores especialistas para intentar recuperarle. “Mi hijo es el único motivo por el que vale la pena luchar”, confesó. Y Vladimir, un alero de 2,02 m, no le ha defraudado. Después de jugar también en el Panionios, en el 2013 fue internacional por Grecia y fichó por el Panathinaikos, el rival de su padre aquella noche fatal. Pero Boban ya no pudo verlo. Había fallecido el 29 de junio del 2006, tras sufrir un paro cardíaco en un barco que le llevaba a Rodas.