La Unión Soviética fue uno de los primeros países en que se organizó una Liga de baloncesto, pese al grave problema que representaba su enorme extensión. La primera final enfrentó a un equipo de Moscú, que fue el campeón, y a otro de los Urales.
JUAN ANTONIO CASANOVA
La segunda edición se hizo esperar cuatro años y nuevamente ganaron los de la capital, esta vez superando al representante de Ucrania. Y la tercera, hasta la temporada 33-34, con victoria de Leningrado. De Leningrado era, pero ya como Spartak de San Petersburgo, el último campeón (91-92), en el único torneo con el nombre de Liga Nacional de la Comunidad de Estados Independientes, la misma denominación con la que compitieron ese año los soviéticos en los JJ.OO. de Barcelona.
El CSKA de Moscú, el equipo del Ejército, que durante muchísimos años pudo llevarse a lo más granado del baloncesto de todas las repúblicas, es por supuesto el que ha ganado más Ligas de la URSS: 24 (la primera en 1945 y la última en 1990), más ocho subcampeonatos. Muy atrás quedan los lituanos del Zalgiris de Kaunas, con cinco títulos (entre 1947 y 1987), y los georgianos del Dinamo de Tiflis y aquel añejo equipo de Moscú, con cuatro (de 1950 a 1968 y de 1924 a 1959 respectivamente).
Los ucranianos del Budivelnik de Kiev fueron seis veces subcampeones, pero sólo una vez consiguieron el título. Y éste fue seguramente el más polémico de todos: el de la campaña 88-89.
Se enfrentaba en la final, al mejor de tres partidos, con el Zalgiris. El primero, en Kiev, lo ganó por 97-94. En el segundo, en Kaunas, el 25 de abril, con Sabonis en el banquillo pero vestido de calle, porque estaba lesionado, los ucranianos acariciaban el título porque a poco del final dominaban por 6 puntos, pero a falta de 13 segundos los locales empataron a 87 con un triple de Kaprikas. En el último ataque visitante, Volkov, que era la figura del equipo junto a Belostenny, se quedó el balón en su poder hasta que, con un segundo en el crono, lanzó un lejano triple frontal. La pelota entró, con el reloj ya a cero, pero los árbitros, Davidov y Gregoriev, anularon la canasta por entender que había sido fuera de tiempo. Así que hubo que jugar una prórroga. Ganó el Zalgiris por 98-93 y el título debería decidirse al día siguiente en un tercer partido.
Pero éste nunca se jugó, porque la Federación revocó el fallo arbitral y dio por buena la canasta de Volkov. El Budivelnik era campeón.