Nunca se había visto una final como aquella. El Real Madrid, que ya había conseguido cuatro títulos, entre ellos los dos anteriores, y el CSKA (entonces le llamábamos aquí TSSKA) de Moscú, que tenía dos, se jugaban la Copa de Europa en Barcelona. Hubo dos prórrogas y al final ganaron los soviéticos por 99-103.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Sobre el ambiente que se vivió aquel día en el Palacio de los Deportes barcelonés hay diversas interpretaciones. Y discusiones que persistieron muchos años. Unos sostienen que el público catalán ya estaba de buen principio mayoritariamente en contra del Madrid. Otros, que muchos espectadores cambiaron durante el partido como reacción a los favores arbitrales que permitieron a los madridistas remontar el marcador en el primer tiempo, cerrado con un 45-42. En el segundo las personales hicieron daño al equipo de Pedro Ferrándiz, que aun así dominaba por 81-77 a falta tan solo de 25 segundos. Una canasta de Lipso llevó al empate a 81 y a la primera prórroga, en la que el propio Lipso empató a 93 con dos tiros libres y luego, con únicamente 6 segundos en el crono, logró una canasta que nadie sabe por qué anularon los árbitros. Los soviéticos amenazaron con retirarse, pero al final jugaron la segunda prórroga y fueron campeones tras
“un partido extraordinario, del que nos sentimos orgullosos como protagonistas”, en palabras de Ferrándiz.
Armenak Alachatchan, el entrenador rival, afirmó por su parte que
“estábamos convencidos de nuestra superioridad”, añadió que
“hemos vencido porque nosotros tenemos ocho jugadores y los españoles cinco” y elogió a
“una afición admirable, que ha aplaudido con calor todas las jugadas”. “Sale vencedor el baloncesto”, culminó Juan Antonio Samaranch, que era entonces delegado nacional de Educación Física y Deportes.
Aiken (24 puntos y 9 rebotes), Luyk (20) y Brabender (20) fueron los máximos anotadores del Madrid. Enfrente, el gigante Andreev fue el gran dominador (37 puntos y 11 rebotes), bien apoyado por Sergei Belov (19 y 10 rebotes), Kapranov (18) y Volnov (12).
Este último, Genadiy Volnov (Moscú, 28/XI/1939-15/VII/2008), merece un comentario aparte. Con 2,01 m, muy buen tiro y capacidad de rebote, podía jugar en tres posiciones: escolta, alero y ala pívot. Y fue un coleccionista de medallas. Además de tres Copas de Europa (61, 63 y 69) y diez Ligas de la URSS con el CSKA, ganó con la URSS seis Europeos seguidos (del 59 al 69), un Mundial (67) y unos JJ.OO. (72), aparte de dos platas y un bronce olímpicos y un bronce mundial.