En los primeros años cincuenta del siglo XX la entonces recién nacida NBA languidecía. Limitado al poderío físico de los hombres más altos y cada vez más lento y más duro, con tanteos muy bajos (ver 22/XI) como consecuencia de la retención abusiva de la pelota y las muchas faltas (hubo hasta 106 en un partido de 1953) que recibían escaso castigo, el juego carecía de atractivo para los aficionados y el porvenir del baloncesto profesional en EE.UU. corría grave peligro.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Eso fue lo que movió al comité de propietarios de los clubs a reunirse el 23 de abril de 1954 en un hotel de Nueva York para acordar unos importantes cambios en las reglas que permitieran dinamizar el juego. Por un lado, se establecía un límite a la posesión del balón, que hasta entonces no existía, en 24 segundos. Hacía tiempo que se hablaba de ello, principalmente de 30 segundos, pero al final se impuso la idea de Danny Biasone y Leo Ferris, que eran respectivamente el propietario y el mánager general de los Syracuse Nationals. Escogieron esa cifra como el resultado de dividir 120 tiros (60 por equipo), que venían a ser un promedio habitual, por los 48 minutos de duración del encuentro. Por otro, se decidió que a partir de la séptima falta que cometiera un equipo en defensa en un cuarto se lanzarían dos tiros libres en lugar de uno y, si la infracción se producía en situación de tiro, un tres por dos. Es decir, había un tercer tiro libre si se fallaba uno de los dos primeros.
La combinación de estas dos nuevas normas cambió drásticamente el baloncesto, que en poco tiempo se hizo muchísimo más atractivo. “Sin ellas no se habría salvado”, afirmó Biasone. El efecto fue inmediato: en aquella primera temporada 54-55 (la primera sin George Mikan, el gigante dominador de Minneapolis Lakers, que volvería para jugar la mitad de la siguiente) el promedio de anotación por equipo subió a 93,1 puntos por partido, cuando en la anterior había sido de 79,5, y por primera vez un equipo profesional (Boston Celtics) superó los 100 puntos de promedio: 101,4 (aunque también encajó 101,5). El máximo anotador, con 22,6, fue el pívot de Philadelphia Warriors Neil Johnston, como en los dos años anteriores. Cifra que Wilt Chamberlain dejaría muy pequeña en el lustro siguiente. El título se lo llevaron los Nationals.
A pesar del éxito en la NBA, en el baloncesto universitario no se introdujo el límite de posesión hasta 1985. Y fue en 45 segundos, reducidos a 35 en 1993.