El Kinder de Bolonia, dirigido por Ettore Messina, fue campeón de Europa en 1998 y era favorito al año siguiente para renovar su título en la “final four” de Munich, más aún después de superar en la semifinal (62-57) a su gran adversario local, el Teamsystem. Su rival en la final sería el Zalgiris de Kaunas, que se deshizo con facilidad del Olimpiacos (87-7
JUAN ANTONIO CASANOVA
La experiencia y la consistencia defensiva estaban de parte de los italianos, que contaban con cuatro extranjeros de mucho peso: el serbio Danilovic, el esloveno Nesterovic, el francés Rigaudeau y el argentino Sconochini. Los lituanos, con Jonas Kazlauskas en el banquillo, oponían la frescura de su juego, rápido y desenfadado, con los estadounidenses Edney y Bowie y el checo Zidek como refuerzos foráneos.
En ese choque de estilos, el Kinder no pudo imponer, más allá de un igualado primer cuarto (17-13), su apuesta por el basket-control, que en los minutos siguientes se vio desarbolado por el ritmo que imponía el base Edney y el acierto en el tiro, realizado a menudo a los pocos segundos de posesión e incluyendo los triples, de un Zalgiris que ganaba por 42-26 en el minuto 19 y por 45-30 en el descanso. Medio título estaba en su bolsillo. Y casi todo cuando a 9 minutos del final la diferencia era ya de 20 puntos (68-48). Obviamente, Messina tenía que arriesgar, buscar soluciones a la desesperada. La encontró, aunque no fue suficiente, en los triples, con los que redujo la distancia a un margen que daba a su equipo opciones de consumar una remontada que habría pasado a la historia: 77-72 a falta de 1m 28s. Pero su ilusión duró sólo 27 segundos, hasta que Bowie clavó un triple moral de necesidad. Al final ganó el Zalgiris por 82-74. Era la mayor anotación de los diez últimos años en una final y el primer título lituano, primero también para un club báltico desde la independencia de estos países. El ASK Riga había ganado las tres primeras Copas de Europa (1958, 1959 y 1960), pero Letonia formaba entonces parte de la URSS.
Rigaudeau fue el máximo anotador de la final (27 puntos, con 5/7 triples), seguido en su equipo por Sconochini (15) y Nesterovic (12). Los puntos estuvieron mucho más repartidos entre los campeones: Bowie (17), Edney (14), Zidek (12), Stombergas (12), M. Zukauskas (11)… Edney, un base eléctrico de 1,78 m. que ya había sido campeón de la NCAA cuatro años antes con UCLA, añadió 6 asistencias y 6 rebotes y fue el MVP.