366 HISTORIAS - 27 MARZO
Oregon, primer campeón universitario (1939)
3/27/2016 - 12:27 AM
La “March Madness”, la locura por el baloncesto que invade cada año EE.UU. cuando empiezan a disputarse las fases finales de la competición universitaria, nació en 1939. Aquel primer torneo, que dejó unas pérdidas de 2.531 dólares, tuvo sólo ocho participantes.y los Ducks de Oregon fueron los campeones, con 29 victorias y 5 derrotas a lo largo de la temporada.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Las semifinales se jugaron el 18 de marzo en Filadelfia y el 21 en San Francisco, con claras victorias de Oregon sobre Oklahoma (55-37) y Ohio State frente a Villanova (53-36) respectivamente. La final, el 27 de marzo, en el pabellón Patten de Evanston (Illinois), lo que para los Ducks suponía un larguísimo viaje en tren, que incluía dos noches, desde San Francisco, donde se habían disputado los playoffs del Oeste.
Pero ya estaban acostumbrados, porque Howard Hobson, su entrenador, les había embarcado en una gira que les permitiría conocer distintos sistemas de juego… y de arbitraje. Hobson, que había jugado como base, era un técnico que no dejaba nada al azar y controlaba las estadísticas de tiro no sólo en los partidos sino también en los entrenamientos. Fue uno de los primeros en combinar las defensas individuales y la zona, y en ataque, a diferencia de la mayoría en aquella época, solía emplear un ritmo rápido para sacar partido de la ventaja en estatura de los suyos respecto a casi todos los rivales, con un pívot, Urgel “Slim” Wintermute, de 2,03 m, y dos aleros, Laddie Gale y John Dick, de 1,94.
Los Ducks dominaron desde el primer momento la final, celebrada ante 5.500 espectadores. En el descanso ganaban por 21-16. Al final, 46-33, con Dick como máximo anotador con 15 puntos (5 canastas y 5/5 tiros libres), muy por encima de su promedio de la temporada (6,7), el tercero del equipo tras Gale (12) y Wintermute (10). En los Buckeyes de Ohio State, que acabaron con 16 victorias y 7 derrotas (obsérvese la diferencia de partidos con el otro finalista), el mejor fue, con 12 puntos, Jimmy Hull, que promedió 19,3 aquel año.
No existía entonces la distinción de mejor jugador, ni relojes para los campeones como en los años siguientes. Pero compraron uno para Dick y consiguieron que el tren de regreso hiciera una parada especial de 10 minutos en su pueblo, The Dalles, en Oregón, para organizar una pequeña ceremonia en su honor, ante 2.000 o 3.000 personas, a las cinco de la madrugada.