366 HISTORIAS - 25 MARZO
El Hindú Club trae otro baloncesto (1927)
3/25/2016 - 8:52 AM
El Hindú Club de Buenos Aires tomó ese exótico nombre porque el dinero que permitió fundarlo salió de la recaudación de la obra de teatro “El hindú” que unos alumnos de La Salle montaron para celebrar el fin de curso. Pronto se convirtieron en el mejor equipo de Argentina (cinco títulos seguidos, de 1922 a 1926) y de toda Sudamérica, lo que les animó a embarcarse (literalmente) en una gira por Europa.
JUAN ANTONIO CASANOVA
No fue fácil encontrar equipos que se atrevieran a enfrentarse a ellos, pero finalmente disputaron dos partidos en Londres y tres en París, que ganaron con facilidad. Pero no querían volver a casa sin jugar en España. Barcelona estaba interesada y se llegó a un acuerdo, por los gastos del viaje: 5.000 pesetas.
Salió a peseta por espectador, que fue lo que pagaba cada uno (la mitad los jugadores federados, que eran bien pocos). Porque 5.000 personas, una multitud para un deporte que todavía estaba dando sus primeros pasos en España, acudieron el viernes 25 de marzo de 1927 al campo del Gràcia para ver a aquel equipo que había hecho fama con un juego muy distinto, y mucho mejor, al que se practicaba por aquí. Distinto, para empezar, en el número de jugadores (cinco y no siete) y en las dimensiones de la pista, más pequeña. Delante, la selección catalana, que estrenaba su historia, vestida con unas camisetas cedidas por la Federación Catalana… de Atletismo, con las siglas FCA bien visibles.
Tras un preliminar que el Barcelona ganó por 7-4 al Gràcia, llegó el gran momento. El primer partido internacional de baloncesto en España. Calificados en la crónica de “La Vanguardia” como “maestros en el difícil arte de la combinación estudiada, del pase preciso, y certeros en introducir la pelota en la red”, los argentinos se impusieron por 16-50. Calderón (22) y García (18) fueron sus máximos anotadores. Entre los catalanes destacó el capitán, Prats (8), del Martinenc, que subrayó la enorme diferencia: “Nosotros jugábamos a improvisar; ellos, con jugadas estudiadas”. Prats tuvo que dejar el baloncesto poco después. La Federación Catalana consideró que era un profesional porque también jugaba, de portero, en el equipo de fútbol de su club.
Aquella exhibición cautivó a los espectadores, muchos de los cuales descubrieron aquel día el baloncesto, y ya nunca nada fue como antes. Y no sólo porque los cinco jugadores por equipo se quedaron para siempre.