Como Drazen Petrovic y Fernando Martín, otro grande del baloncesto, Robert Busnel (Toulon, 14/IX/1914), también perdió la vida en un accidente de carretera, en su caso el 15 de marzo de 1991. A diferencia de los otros dos, sus días de jugador habían quedado entonces ya muy atrás, pero después de colgar las zapatillas había sido también un entrenador y directivo de primerísima línea. En definitiva, un hombre de baloncesto total, buen escritor, amable y amigo de la broma.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Su privilegiada estatura para la época (medía 1,82 m.) le llevó a los 15 años al Foyer Alsacien de Mulhouse, con el que en 1930 ganó la primera de sus cinco Ligas. Luego jugó en el Grenoble, con el que logró dos títulos; el Sainte Marie de la Guillotière de Lyon y el Racing de París. A los 19 años debutó en la selección francesa, de la que se retiró a los 34 después de jugar 32 partidos. Eran otros tiempos. En 1943 disputó en Toulouse el primer Francia-España de la historia. No anotó ningún punto en el triunfo local por 25-24. Para los españoles era el primer partido después de la Guerra Civil y pasarían cuatro años más antes de jugar el siguiente.
En 1948 Busnel se convirtió en seleccionador y como tal participó en los JJ.OO. de 1948, en Londres, con un éxito rotundo: Francia logró la medalla de plata, aunque en la final no tuvo opción (65-21) ante un equipo de EE.UU. físicamente intocable y cuyo núcleo central eran los jugadores de la universidad de Kentucky, campeones de la NCAA ese año y el siguiente. Francia volvió a ser subcampeona olímpica en el 2000, superada otra vez por EE.UU. (85-75).
En los Europeos sumó otra plata, en 1949, y dos bronces, en 1951 y 1953, a los que hay que añadir el bronce de este último año en el Mundial femenino. En 1957 dejó ambos cargos y luego fue director técnico de la Federación Francesa y, en la temporada 65-66, entrenador del Real Madrid. Ganó la Liga española, aunque mediante un extraño episodio en el Mataró-Picadero (
ver 23/I), pero en la Copa de Europa no llegó a las semifinales, de ahí que no siguiera en el cargo. Después presidió la Federación Francesa y, de 1984 a 1990, la FIBA, en la que había entrado en 1960.
Un camión que invadió la calzada contraria de la autopista, cerca de Lyon, se llevó por delante su coche y su vida y la de su esposa, Joelle, y de uno de sus nietos. Dos días antes había presenciado su último partido, un Limoges-Barcelona de Copa de Europa.