Barcelona-Real Madrid en el Palau Blaugrana. Los visitantes se imponen por 88-92. Y aquí se acaba la normalidad, porque aquel “partido” del 10 de marzo de 1986 era el final del que había comenzado casi un mes antes, el 16 de febrero, y que había sido suspendido cuando faltaban 14 segundos.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Vayamos por partes. Era otro Barça-Madrid muy caliente, con el público quemado por lo que interpretó como decisiones arbitrales muy perjudiciales para su equipo. Este había recuperado casi toda una desventaja que había llegado a ser 16 puntos (30-46, minuto 16) después de un parcial de 8-25 ¡en menos de 5 minutos! Llegó hasta el 81-82, pero luego le pitaron una técnica a Aíto García Reneses y la quinta personal a Nacho Solozábal y en el último minuto y medio no se movió del marcador el 85-90. Cuando quedaban 14 segundos hubo un saque de banda claramente favorable al Madrid, pero fue entonces cuando estalló la ira de los aficionados, que lanzaron muchos objetos a la pista. Los árbitros, Herrera y Betancor, se fueron al vestuario y elpartido no acabó.
“Hay que echar a Sancha [Ángel, presidente del comité deárbitros]. Hasta que este señor desaparezca del arbitraje las competiciones estarán manipuladas. A Sancha no le gusta que gane el Barcelona y tenemos pruebas de que ha coartado a los árbitros de esta tarde”. Lo dijo Josep Maria Miralles, directivo de la sección de baloncesto del FC Barcelona, que como sus compañeros de junta había tenido que aguantar en el palco los insultos de sus propios hinchas más radicales.
El juez único del Comité de Competición decidió que había que jugar los 14 segundos pendientes. “Una estupidez”, dijo el entrenador del Madrid, Lolo Sainz. Una pantomima a puerta cerrada, con dos o tres centenares de hinchas esperando fuera, sin poder entrar. Saca el Madrid, el Barça comete seis faltas (entonces no había “bonus” y Sainz había decidido ir sacando de banda hasta que quedaran 8 segundos), Corbalán va por fin a la línea y transforma el uno más uno y, con 2 segundos en el crono, Epi II anota sin oposición un triple inútil: 88-92. Todo con mucha cordialidad e incluso alguna broma. El propio Miralles acompañó a la expedición madridista hasta el autocar.
El Madrid quedaba líder con una victoria más que el Barça. Acabó así la segunda fase y en la final volvieron a encontrarse, con dos triunfos muy apretados de los blancos: 83-80 y 86-88.