MARZO 1
Corea del Norte, con reglamento propio (2013)
3/1/2016 - 9:48 AM
Su histrionismo, su imagen estrafalaria con el pelo coloreado y sus constantes salidas de tono acabaron marcando demasiado la carrera de la NBA de Dennis Rodman (Trenton, Nueva Jersey, 13/V/1961) por encima de sus indiscutibles cualidades baloncestísticas, muy especializadas, eso sí.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Era un grandísimo defensor y un reboteador excepcional, el mejor de la liga en siete temporadas consecutivas, todo un récord, desde la 91-92 a la 97-98. En ninguna de ellas bajó de los 14,9 rebotes por partido, con un pico de 18,7. Y sólo medía 2,01 m. Un dato relevante: aportaba casi el doble de rebotes (13,1 de promedio en toda su carrera) que de puntos (7,3). Jugó siete años en Detroit Pistons, que le eligieron en el puesto 27 del “draft” de 1986, y fue dos veces campeón allí (89 y 90); otros dos en San Antonio, tres en Chicago (del 95 al 98, en todos las cuales consiguió el título), uno en los Lakers y otro en Dallas. En los dos últimas se le vio muy poco: sólo 35 partidos en total.
Al margen del baloncesto, “El gusano” hizo que se hablara de él por su autobiografía (“Tan malo como quiero ser”), en la que afirmaba que era homosexual, y como luchador profesional y como actor cinematográfico.
La última –hasta ahora, con él nunca se sabe- de sus grandes ocurrencias se conoció el 1 de marzo del 2013. Dennis Rodman aparecía en unas fotografías tomadas en Pyongyang presenciando un partido de los Globetrotters al lado ni más ni menos que de Kim Jong-un, el líder supremo de Corea del Norte, al que aquél definió como “un amigo para toda la vida”. De aquella visita del exjugador al un país tan cerrado –“para ver cómo están él y su familia”, explicó, aunque también afirmó que “voy a tender un puente con Corea del Norte”- surgieron varias perlas. Una, que el dictador tenía una hija, llamada Ju Ae, de cuya existencia nadie tenía noticia hasta entonces. Dos, que los dos “amigos” escribirían juntos un libro. Tres, que Rodman había aceptado la oferta para convertirse en seleccionador norcoreano.
Junto a todas estas anécdotas, algo más extraño todavía. Al hilo de tan extraña visita, la prensa china descubrió algunas normas ciertamente peculiares en el baloncesto de Corea del Norte. Un mate vale tres puntos; un triple, cuatro, siempre y cuando la pelota entre sin tocar el aro, y una canasta en los últimos tres segundos, ocho. Y si un jugador falla un tiro libre a su equipo se le descuenta un punto.