FEBRERO 6
Estrella y madre de estrella (1987)
2/6/2016 - 9:46 AM
Pamela McGee (1/XII/1962) es una de las mejores jugadoras extranjeras que ha pasado por España. Una pívot de 1,90 m. de elegantes movimientos.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Llegó el 6 de febrero de 1987, fichada por el Sabor d’Abans de Tortosa y recomendada por su hermana gemela, Paula, que la temporada anterior había jugado en el Caixa Girona de Figueres. La llegada de Pam fue todo un acontecimiento para el baloncesto español, pues se trataba de una auténtica estrella. Para que fuera posible el fichaje, tuvo que recalificarse como amateur, porque había jugado como profesional en EE.UU. con el Dallas Diamonds.
También destacada atleta y jugadora de voleibol, Pamela McGee formó parte con su hermana, con Cheryl Miller y con Cynthia Cooper de uno de los mejores equipos que se haya visto jamás en el baloncesto femenino, el de la universidad de Southern California, con el que ganaron dos títulos consecutivos de la NCAA. Y en 1984 fue campeona olímpica con EE.UU. Paula se quedó fuera del equipo, pero lo primero que hizo su hermana fue llevarle la medalla de oro.
Además de en el Sabor d’Abans, con el que ganó la Liga, Pam jugó aquí en el Costa Naranja. Y también en Brasil, en Francia y en Italia. En 1997, ya con 34 años, fue el número 2 del draft de la WNBA, liga en la que jugó dos temporadas, en Sacramento Monarchs y Los Angeles Sparks. Luego ejerció de entrenadora ayudante de Detroit Shock.
Fue en España donde Pam conoció a su compatriota George Montgomery, que jugaba en Primera B con el Andorra. Tuvo con él un hijo, JaVale McGee (19/I/1988), que con el tiempo la convertiría en la primera jugadora de la WNBA madre de un jugador de la NBA. JaVale, un pívot de 2,13 m. con alma de alero, elegido en el puesto 18 del "draft" del 2008 por Washington Wizards, juega ahora en Dallas Mavericks. Se da el caso de que Pam estuvo a punto de abortar, temiendo que la condición de madre soltera fuera un gran obstáculo para su carrera. Pero un sermón que escuchó dos días antes de hacerlo la animó a cambiar de idea.
Luego no le han faltado problemas. En un divorcio posterior perdió la custodia de Imani, su hija, y se quedó sola con JaVale, al que tiene por “mi gran bendición”. En el 2000 sufrió un cáncer de mama. Pero ha salido adelante y se ocupa de dirigir el grupo que dirige profesionalmente la carrera de su hijo. “Los Kennedy hacen política. Los McGee hacemos baloncesto”, suele decir.