“¡Viva el basket!”, titulaba al día siguiente “El Mundo Deportivo”. Efectivamente, el Barcelona y el Joventut ofrecieron aquel sábado, 18 de febrero de 1984, en la primera Liga ACB de la historia, un impresionante espectáculo de baloncesto ofensivo, que perduró mucho tiempo en el recuerdo, por encima de los desagradables incidentes provocados por algunos hinchas radicales del Barça que por aquella época solían ser demasiado a menudo protagonistas lamentables en el Palau Blaugrana. Ganó el equipo local por un rutilante 112-109, después de dos prórrogas.
JUAN ANTONIO CASANOVA
El Joventut que dirigía Aíto García Reneses se mostró como un conjunto más homogéneo, que con una defensa mixta igualó la superioridad que habían mostrado al principio los hombres altos del Barcelona de Antonio Serra. En el descanso, 47-46. Y fue a partir de ahí donde Juan Antonio San Epifanio, el impar Epi, se hizo grande, grandísimo, para compensar el bueno juego colectivo de los badaloneses. El empate a 87, con un último tiro fallado por Solozábal, llevó a la primera prórroga. Y el 99-99, que puso Epi con una canasta a falta de dos segundos únicamente, a la segunda, que fue de color azulgrana porque la estrella anotó 8 de los 13 puntos de su equipo en esos 5 minutos. Los verdinegros cayeron por la imposibilidad de frenar a un jugador en vena de aciertos que jugó los 50 minutos (sí, entonces no existían las rotaciones obligadas), convirtió en canasta 24 de sus 35 lanzamientos, más 6/8 tiros libres, capturó 6 rebotes y dio 3 asistencias. Aún no había triples, pero todos sus aciertos fueron en tiros exteriores, por lo que no cuesta imaginar que con ellos su anotación habría superado los 60 puntos. Se quedó en 54, uno más de los que había conseguido Essie Hollis. Eran el récord de aquella temporada y, treinta años después, continúan siendo el récord de la ACB.
Los siguientes anotadores barcelonistas de aquel día, Solozábal y Mike Davis, se quedaron en 16 puntos cada uno. En el lado verdinegro, el estadounidense Greg Stewart jugó seguramente el partido de su vida, con 30 puntos (10/11 en el tiro) y 8 rebotes, pero todo quedó pequeño ante la exhibición estelar de Epi. “Ha estado imparable y ha demostrado su categoría”, resumió Aíto.
Aquella primera Liga ACB la ganaría el Real Madrid, al imponerse al Joventut por 2-0 en semifinales y al Barcelona por 2-1 en la final de los playoffs.