La URSS e Israel no eran precisamente dos países amigos cuando sus dos grandes embajadores deportivos, el CSKA de Moscú y el Maccabi de Tel Aviv respectivamente, se encontraron en la fase final (entre seis equipos, de los que los dos primeros se clasificaban para la final) de la Copa de Europa 76-77. En la primera vuelta, los soviéticos se negaron a jugar en Tel Aviv, lo que les costó una derrota reglamentaria por 2-1. En la segunda, como tampoco expedían visados de entrada, hubo acuerdo para jugar en pista neutral, en Virton (Bélgica).
JUAN ANTONIO CASANOVA
Aquel 17 de febrero de 1977 fue un día inolvidable para todos los judíos. En una atmósfera muy cargada, el Maccabi dio la sorpresa y ganó por 91-79. Al acabar, cuando le pusieron un micro delante, Tal Brody, capitán del equipo, lanzó una frase que, como el triunfo, ha pasado a la historia: “¡Estamos en el mapa! Y vamos a quedarnos en él, no sólo en el deporte, sino en todo”. Y aquella victoria no fue sólo emocional, sino un paso decisivo para que el Maccabi, que acabó igualado (6-4) con el Real Madrid y el propio CSKA, se clasificara por delante de ellos gracias al doble triunfo contra los soviéticos y pasara a la final, en la que, al superar por 78-77 al Mobilgirgi de Varese, con 26 puntos de Boatwright y 17 de Berkovitz, daría al deporte israelí el primer gran éxito internacional de su historia, que 150.000 personas celebraron en Tel Aviv el día siguiente, declarado festivo.
Tal Brody era un base estadounidense (Trenton, New Jersey, 30/VIII/1943) de familia judía, gran tirador y pasador, que destacó tanto en el instituto como en la universidad de Illinois y fue “All American”. Baltimore Bullets le eligió en el número 12 del “draft” de la NBA en 1965. Cuando ese mismo año estuvo por primera vez en Israel para jugar, y ganar, con EE.UU. los Juegos Macabeos, las autoridades trataron de convencerle de que se quedara allí. No lo hizo de momento, pero sí tras un año en EE.UU. para completar sus estudios. En la temporada 66-67 debutó con el Maccabi, su único club profesional, en el que permaneció hasta 1980. Ganó diez Ligas, seis Copas y, muy por encima de todo, aquella primera de las cuatro Copas de Europa del club. Fue 78 veces internacional por Israel… después de jugar con EE.UU. el Mundial de 1970, en el que promedió 10,4 puntos. Eso sí, también cumplió el servicio militar en los dos países.