366 HISTORIAS - DICIEMBRE 19
Jordi Soler demanda al Barça (1991)
12/19/2016 - 8:46 AM
El base Jordi Soler (Mataró, 21/III/1969), hijo de un exinternacional, Josep Maria, fue uno de los jugadores más prometedores de su generación, tanto que llegaron a apodarle el Drazen Petrovic de bolsillo.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Pero aunque debutó en el primer equipo del Barça con 17 años recién cumplidos (6 puntos en 11 minutos, sin fallar nada, en un partido de playoff contra el Breogán: 123-82), jugó doce temporadas en la ACB y ganó tres Ligas, dos Copas, una Recopa y una Copa Korac como azulgrana, nunca acabó de cumplir tantas expectativas. Tal vez por culpa de un desagradable conflicto contractual con su club que, aunque el árbitro del convenio le dio la razón y obligó al Barcelona a pagar, acabó provocando su salida al final de aquella temporada 91-92.
En las dos anteriores, Soler había triunfado en sus cesiones en el TDK Manresa y el Juver Murcia. Maljkovic decidió repescarle y jugó como azulgrana sin haber firmado un nuevo contrato. Aíto García Reneses, que había pasado de entrenador a director deportivo, le ofrecía 10, 11 y 12 millones de pesetas por los tres años siguientes, por debajo de los 16 que había cobrado en el anterior. El pedía 25, los mismos que le había ofrecido el Juver para que se quedara en Murcia. De momento, el Barça sólo le había pagado 300.000.
El 19 de diciembre, Jordi Grau, exjugador de élite y árbitro del convenio colectivo entre las asociaciones de clubs (ACB) y de jugadores (ABP), dio la razón a Soler y determinó que el Barcelona debía pagarle 16 millones por un solo año de contrato, porque "no se puede obligar a un jugador a regresar a un club y pagarle menos de lo que estaba cobrando" . Ese mismo día, Manolo Flores sacó a Soler, últimamente olvidado, en el equipo inicial del segundo tiempo ante el Maccabi en Tel Aviv, donde una gran actuación del mataronés (10 puntos) ayudó a remontar y conseguir (83-94) la octava victoria consecutiva desde que aquél se había hecho cargo del equipo.
Soler fue apareciendo muy esporádicamente en el cuadro azulgrana y al acabar la temporada el club no le renovó el contrato. Jugó en el Llíria y en el Cáceres, donde se reencontró con Manolo Flores y llegó a las semifinales de la Copa Korac 94-95. Volvió a Murcia y en 1997 se despidió de la ACB en el Fuenlabrada para jugar un año en el equipo EBA de su ciudad, otro en el Melilla de la LEB y el último (89-99) en el Montgat de Segunda División.