Alejandro García Reneses (Madrid, 20/XII/1946) es el mejor entrenador español, el más laureado (9 Ligas, 5 Copas y todos los títulos continentales excepto el más importante, la Copa de Europa), de los últimos 40 años, a través de un larguísimo recorrido por el Círculo Católico y Cotonificio, Joventut, Barcelona, de nuevo Joventut, Unicaja y ahora Cajasol. Además de las selecciones española juvenil, júnior y absoluta. Con esta última consiguió la medalla de plata en los JJ.OO. del 2008.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Pero antes de entrenar (o compaginándolo con su primer banquillo, el del modesto Esparreguera) Aíto fue un buen jugador de baloncesto, un base internacional júnior que estuvo cinco años en el Estudiantes y cuatro en el Barcelona, del que llegó a ser capitán. Y como jugador barcelonista fue, muy a pesar suyo, el protagonista de un caso polémico.
El jueves 27 de noviembre de 1969 el Barça, imbatido, visitaba al Náutico de Tenerife en la quinta jornada de la Liga. Aquella era una pista muy difícil y en la época menudeaban las quejas por unos arbitrajes (había dos colegiados y uno de ellos solía ser canario) que los equipos visitantes consideraban excesivamente caseros, incluso para lo que era habitual en aquellos tiempos. El choque fue igualado y avaro en puntos: ganó el Tenerife por 56-54. Pero al día siguiente el Barcelona pidió oficialmente que se anulara el partido, por entender que la parcialidad de los árbitros y de la mesa y el comportamiento del público habían sido factores determinantes en el resultado. Lo más grave fue que Aíto recibió una pedrada en la frente, arrojada por un espectador cuando le pitaron la quinta falta a un jugador local, Cejas I, y tras ser atendido por los camilleros tuvo que abandonar la pista. De allí, al dispensario, y luego al Gobierno Civil para presentar la denuncia.
El Comité de Competición determinó que se jugaran de nuevo (en la misma pista, con el consiguiente enfado del Barça) los 3 minutos y 3 segundos que faltaban cuando Aíto recibió la pedrada, pero después la Federación Española, que presidía Anselmo López (ver 14/XII), presionado por todas partes, incluido el Ministerio del Interior, decidió dar por bueno el resultado que los árbitros habían validado.
Aquella Liga la ganó el Real Madrid con un punto de ventaja sobre el Picadero. El Barcelona fue sexto, a 16 puntos del campeón, y el Náutico, décimo entre los doce participantes.