366 HISTORIAS - NOVIEMBRE 19
La pelea más vergonzosa de la historia (2004)
11/20/2016 - 9:03 AM
La fecha del 19 de noviembre del 2004 pasará a la historia como la de la pelea más vergonzosa que se haya producido nunca en la NBA... y en cualquier otra competición mínimamente reglamentada. Ocurrió en el Palace de Auburn Hills durante un Detroit Pistons-Indiana Pacers (82-97) cuando todo estaba ya más que decidido, pues quedaban sólo 45 segundos para el final, que ya no se jugaron.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Era un choque caliente desde antes de empezar, porque los Pistons y los Pacers se habían enfrentado en la final de la conferencia Este la temporada anterior, en la que los "Bad Boys" de Detroit lograron su primer título. La ESPN lo retransmitía a todo el país, lo que magníficó la vergüenza y las consecuencias de lo que sucedió a partir de una falta que le hizo por detrás Ron Artest (Indiana) a Ben Wallace cuando éste intentaba dejar una bandeja. Wallace replicó empujando con las dos manos a su rival y todos los jugadores que estaban en aquel momento en los banquillos, con la única excepción de Tayshaun Prince (Detroit), saltaron a la pista, lo que suponía automáticamente un partido de sanción.
Pero eso no fue nada comparado con lo que vendría después. Un espectador lanzó un vaso lleno a Artest, que había saltado a la mesa de anotadores y se había puesto unos auriculares; le dio en el cuello y el jugador subió por las gradas y agarró a otro aficionado que creía su agresor, mientras un locutor de radio que trató de evitarlo caía al suelo y se fracturaba varias vértebras y David Wallace, hermano de Ben, agredía a Artest. Otro jugador de los Pacers, Stephen Jackson, subió también a la grada y se lio a puñetazos con varios espectadores, que respondieron lanzando otros objetos a los jugadores. En medio del caos, Artest, de vuelta a la pista, pegó a dos hinchas, ayudado por Jermaine O'Neal. "Por malo que haya parecido por televisión -comentó luego este último-, en realidad ha sido veinte veces peor".
Las sanciones fueron de récord. Ron Artest, que ya tenía un largo expediente, fue suspendido por 73 partidos, todo lo quedaba de temporada. Era el castigo más fuerte de la historia por participar en una pelea. Stephen Jackson, por 30; Jermaine O'Neal, por 25, y así hasta nueve jugadores, por un total de 143 encuentros, lo que implicaba la pérdida de más de 9 millones de dólares en salarios. Los jugadores que subieron a la grada para separar a sus compañeros de los espectadores no fueron castigados.