366 HISTORIAS - 8 OCTUBRE
Marzorati juega a los 54 años (2006)
10/8/2016 - 9:59 AM
Pierluigi Marzorati (Figino Serenza, 12/IX/1952) es uno de los mejores bases que ha dado el baloncesto europeo.
JUAN ANTONIO CASANOVA
Un prodigio de inteligencia, de finura, de lectura del juego, de capacidad de pase y además de caballerosidad dentro y fuera de la pista, que entregó toda su carrera (veintidós temporadas en la élite, 692 partidos y 8.569 puntos) al equipo de Cantù, una pequeña ciudad cercana al lago de Como, y lo convirtió en uno de los grandes del continente en los años setenta y primeros ochenta del siglo pasado. Ningún título se le resistió: dos Ligas, dos Copas de Europa (82 y 83), cuatro Recopas, cuatro Copas Korac y dos Copas Intercontinentales. Con la selección italiana fue 278 veces internacional, un récord, y logró la plata en Moscú'80, uno de los cuatro torneos olímpicos que disputó, y un oro (83) y tres bronces europeos.
Una carrera brillantísima que inició con sólo 16 años, tras proclamarse campeón de Italia escolar, y cerró a los 38, en 1991, después de conseguir la Copa Korac frente al Real Madrid. Entonces pasó a ocupar, durante cinco años, la vicepresidencia del club de su vida. La cerró en primera instancia, porque muchos años después, el 8 de octubre del 2006, cuando ya tenía 54, Marzorati volvió a vestirse de corto. Y no en una pachanga entre amigos, sino en un partido de la serie A, el primero de la temporada. De este modo se convirtió en el único jugador que ha disputado una competición profesional en cinco décadas diferentes: de los sesenta del siglo XX al primer decenio del XXI.
Lo hizo, llevando su número 14 de siempre, para celebrar el 70 aniversario de la fundación del club y para echarle una mano en la captación de nuevos socios. Delante estaba nada menos que el Benetton de Treviso, campeón la temporada anterior, que a 22 segundos del final se vio superado por el equipo local: 70-69, la primera sorpresa de la temporada. Al final, Marzorati saltó del banquillo loco de alegría por un triunfo al que había contribuido con 1 minuto y 48 segundos en la pista, en los que recuperó un balón e inmediatamente, agotado, pidió el cambio.
"Me ha dominado la emoción", explicó después. "Sí, había hecho algunos entrenamientos, pero ya no estaba acostumbrado a mantener este ritmo de juego, ni a jugar delante de 4.000 personas. Ha sido un placer celebrar los 70 años del club, pero ahora mi tarea es otra: propagar la imagen de la entidad".